A la uruguaya Fanny Delgado, le hemos seguido por su constante participación en los comentarios y opiniones que genera este periódico en las redes sociales. Ella es una asidua lectora del periódico y no desaprovecha oportunidad alguna para participar en cada uno de los planteamientos de noticias que promovemos diariamente en las redes o debates de opinión.
Fanny, sin embargo, llegó a Mallorca en 1987, se siente una más de la tierra de acogida sin haber olvidado sus orígenes, especialmente cuando la celeste juega algún torneo importante o un partido amistoso. Su fervor futbolístico sale a la luz pública, es cuestión de abordar una charla con ella para sacar la conclusión.
No en vano, Fanny no agotó sus energías y acudió a la ayuda de su primo Pablo Delgado para lograr reunir a los niños uruguayos que defendieron el título en el mundialito de fútbol sala organizada recientemente por este medio y el Palma Futsal.
Los que conocen a esta mujer nacida en la ciudad de Mercedes, a treinta kilómetros de Montevideo, siempre la ven con una sonrisa de oreja a oreja. Pese a los problemas que la vida le pueda presentar en el camino y a los duros golpes que ella misma confiesa los está superando para que nunca se le apague la chispa de alegría que transmite por los lugares que deja huella.
En Uruguay, Fanny, proveniente de una humilde familia y huérfana de madre desde muy chica, se graduó de Notaria, no obstante, como ella describe es una carrera que no tiene nada que ver con su perfil ni la forma de ejercerla en España. De todas maneras, fue una excusa para viajar junto con otros 58 compañeros de la universidad a Europa para lo que tuvo que reunir los ahorros de cuatro años.
El destino quiso que llegara a Mallorca a visitar a su amigo Miguel Gallardo. Esa estancia se ha prolongado durante 27 años en una tierra de la que está muy agradecida y de donde ha brotado el ser que afirma rotundamente “amar más en su vida”: su hija Melissa con la que ha compartido escenarios haciendo reír a miles de niños en fiestas de animación, ambas son chicle y chuche y seguramente continuarán regalando alegría a miles de pequeños. A Fanny le sobra la vitalidad, a Melissa le aguarda una gran vida por delante.