Los trece años que estamos a punto de cumplir el próximo mes de octubre tendrían que enmarcarse dentro de un proceso inverso, y por qué no, algo extraño a lo que suele ocurrir con las empresas que en sus comienzos irrumpen con el único objetivo de consolidarse en el mercado.
En el 2003 iniciamos este proyecto editorial que parecía una locura, hablar de una temática específica- en aquel entonces cada mes- era tarea complicada, y máxime en una sociedad con particularidades especiales como la balear, en la que por sus connotaciones culturales, el de afuera termina siendo bien acogido, pero nunca deja de existir esa dificultad que por naturaleza viene ligada a mirar con lupa y analizar al “otro que no forma parte de mi idiosincrasia”, a nuestro entender lo califico como algo normal que es muy respetable y lógico.
En 4.745 días de existencia que se cumplen el 10 de octubre, ha habido un sinnúmero de positivas experiencias profesionales, personales y hasta estoicas. Agradecidos estamos con la sociedad balear que nos ha abierto las puertas y ha permitido difundir nuestra línea editorial cada quince días (desde el 2015 nos convertimos a quincenal).
Y menciono la palabra estoica, porque contrario a lo que se piense, los primeros años fueron relativamente menos complejos que los últimos cinco en los que nos hemos acomodado a las circunstancias, al tsunami de la crisis, por eso, no me sonrojo al afirmar que hemos realizado acrobacias para que Baleares Sin Fronteras aún se pueda leer cada quince días.
La clave para seguir circulando se basa en que hemos tratado de continuar con una línea informativa de colaboradores, concretamente, abogados y profesionales especializados en determinados temas que cautivan la atención de nuestros lectores, como siempre lo he afirmado, los medios de comunicación son para los periodistas y gente especializada, zapatero a tus zapatos, a pesar de que existan ilustres empíricos que nos den más de una lección en un micrófono o en un escrito, a quienes nos hemos graduado en una facultad de ciencias de la comunicación, todas las reglas tienen sus excepciones, sin embargo, considero que la vida debe seguir su curso normal y las personas deben explotar sus aptitudes para el oficio o profesión para las que se han preparado. Los toderos, es decir, los que dicen saberlo todo, finalmente no saben nada.
Mientras haya aíre hay vida, y hoy en día Baleares Sin Fronteras gracias a los lectores, a la empresa privada y algún sector de la Administración Pública, que en algunas legislaturas ha apostado por nuestra filosofía integradora, nos ha permitido seguir distribuyendo nuestro medio en los más de trescientos puntos de reparto de Mallorca.
Cuando me refiero a algún sector de la Administración Pública apunto a los ayuntamientos que nos han puesto en la misma balanza de los medios generalistas y al Consell de Mallorca en esta legislatura, que por fortuna, volvió a recordar que este medio de comunicación existía. Infortunadamente no puedo decir lo mismo del Govern balear, en donde se mantiene una ley excluyente que data de hace ocho años hacía los medios de comunicación gratuitos. Los recursos públicos para la publicidad solo pueden utilizados para los medios tradicionales dejando a las puertas de cualquier posibilidad a los gratuitos, entre los cuales se incluye BSF. Y aun así, no faltan algunos políticos- no importa la corriente ideológica- los que en todas las entrevistas hablan de “igualdad de oportunidades”, no deja de resultar paradójico que sea en el propio medio que no accede a las mismas oportunidades donde ellos abogan por esa premisa. ¿De qué igualdad estamos hablando?. Lo vivimos en carne propia desde este ámbito que bien podría extenderse a otros sectores del tejido empresarial y de la sociedad.
En fin, simplemente un gracias a todos los que nos han permitido celebrar un año más de vida. Gràcies Balears. ¡Salut!
Trece años de historias para contar en BSF
