El pasado 10 de octubre celebramos los trece años de fundación de Baleares Sin Fronteras, dos días antes nuestro festejo se materializaba con el concierto de Galy Galiano, artista popular oriundo de Colombia, conocido en otros países de Latinoamérica. Los comentarios de los asistentes- no lo decimos por ser organizadores- fueron muy positivos, algo que nos irradia energía positiva para seguir realizando eventos de este tipo o ya sean culturales, deportivos y benéficos.
Al público le agradecemos el voto de confianza depositado en nuestro evento, y ahora sí que ya todo regresa a la normalidad, les confieso que para mi equipo de trabajo y a modo propio resultaba incómodo que te preguntaran en la calle sí era verdad que el artista con su grupo se presentaran.
Infortunadamente, a pesar de haber hecho las cosas bien y de nunca fallarles a nuestros lectores y amigos en algún concierto, no faltaban los incrédulos ante los últimos acontecimientos del fallido concierto de Romeo Santos, a cuyos compradores de entradas no se les ha devuelto el importe.
Las comparaciones fueron odiosas, solo una lección para aprender, no meter a todos en el mismo saco y menos con impresentables que campan a sus anchas por el mundo. Unas setecientas cincuenta personas llegaron a la sala de eventos Factory para rememorar las mejores canciones de Galy, quien cantó más de dos horas.
Ya son trece años, se dice muy fácil pero en la práctica se ha hecho difícil mantener un medio que se alimenta solo de la publicidad, especialmente en estos últimos ocho años implicados comercialmente con la empresa privada. Sin embargo, desde la otra óptica duele ver como desde la Administración pública se están haciendo las cosas.
Hace menos de dos meses nos enterábamos acerca de una convocatoria para ediciones impresas que se publicaran solo en catalán. Y la pregunta del millón. ¿Y los que editamos en castellano, qué ocurre? Surge otro interrogante. ¿Por no estar editadas en catalán no estamos integrados, no pagamos impuestos, la Seguridad Social etc.?
Parece que fue ayer cuando tenía a los políticos en campaña, buscando afanosamente votos hasta debajo de las piedras, de frente en las entrevistas concedidas a este periódico, todos hablaban de igualdad de oportunidades, pero en la práctica las cosas han tomado otro rumbo, en el sector empresarial no tienen autoridad moral para hablar de igualdad de oportunidades.
No hay derecho a que salga una convocatoria de subvenciones en la que claramente se observa un fin determinado de favorecer a los unos e ignorar a los otros. Esto es un agravante discriminatorio, aquí no ha ocurrido nada y nadie pronuncia ni una sola palabra al respecto. Lo peor es que se criticaba a Bauza de discriminar a los colectivos más desfavorecidos para ayudar a su gente de arriba, concretamente a los grandes empresarios. No obstante, los de antaño que criticaban al ex inquilino del Consolat del Mar están haciendo prácticamente lo mismo.
Recordando un dicho entre más conozco a la gente más quiero a mi perro, en este caso sería entre más conozco la política más quiero a mis lectores y reconozco el esfuerzo de la empresa privada para salir adelante.
En estos últimos ocho años las campañas de publicidad a las que hemos tenido acceso han sido más por insistencia nuestra que por un derecho que nos correspondería por ser un medio con trece años de trayectoria, y digo derecho, porque la equidad debe ir de la mano con el presupuesto público asignado y máxime si proviene del bolsillo de los contribuyentes. Si bien existe una ley para no insertar publicidad en medios no genéricos también es cierto que pocos se han preocupado por cambiarla, salvo el director de comunicaciones de este Govern, que comprende perfectamente la situación y está trabajando para que se aplique en la práctica la tan trillada frase “igualdad de oportunidades”.