Posiblemente el tema central de portada no deje indiferente a algunos, por el contrario, moleste que representantes de colectivos de inmigrantes emitan su opinión sobre lo que sucede en Cataluña, y a su vez, lo que perciben en el entorno de sus representados. Nos parece interesante esta temática, yendo en sentido contrario a lo que afirma algún sector de la sociedad- no toda, ya que hay gente sensata- con hipótesis que apuntan a que los de afuera solo emigran para conseguir “pasta”, girar dinero a sus países de origen, vivir de las ayudas públicas y subvenciones y hasta de quitarles puestos de trabajo a miles de los de aquí, y hasta se atreven a aseverar que les dan prioridad a los llegados de otros países en las plazas escolares.
Por el contrario, cada vez me convenzo, del arraigo positivo de miles de personas e integración plena a la sociedad de acogida. A pie de calle confirmo que centenares de personas que llegaron a buscar una vida mejor, no solamente se conforman con estar bien y progresar, sino que ya hacen parte activa de esta sociedad. Les preocupa seriamente la fragmentación social que se vive a tenor de lo de Cataluña y no permanecen indiferentes, lo más fácil sería callar y no meterse en líos ajenos.
Basta con leer las declaraciones en esta edición de los líderes de los colectivos más representativos de inmigrantes en cantidad respecto al total de la población, para analizar que no son apáticos, indiferentes, ni mucho menos osan a mirar para otro lado, como si este problema solamente fuera un asunto del vecino de la otra casa.
Si bien estamos hablando de un tema sensible y muy delicado con tintes culturales e históricos que hiere sensibilidades y ha deteriorado lazos familiares y destruido amistades, no por ello eximiendo a los políticos que luchan por sus parcelas de poder a costa de la demagogia, es interesante leer y escuchar el punto de vista de representantes de África o países sudamericanos que no sufren divisiones territoriales, sino que siempre han padecido enormes divisiones sociales, brechas de separación entre los propios ciudadanos por culpa del egoísmo y la avaricia de sus gobernantes.
Y es que en definitiva no se trata de un pulso de quién gane o pierda, ni mucho menos. El contexto al que se refieren los entrevistados es el mismo, el mensaje es similar, pero con diferentes palabras. Echan la mirada hacia atrás y recuerdan los años de miserias e injusticias en sus respectivos países de los que salieron despavoridos por culpa de la incapacidad de la clase política para llegar a acuerdos que les garantizaran un Estado de bienestar social. Esa misma inseguridad y la falta de oportunidades les hizo enfrentarse al difícil reto de ser aceptados en núcleos sociales ajenos.
Por eso es que hoy por hoy se atreven a “mojarse”. Incluso, posiblemente de no haber tenido la suficiente confianza con este medio se lo hubiesen pensado para hablar por temor a que sus declaraciones fueran tergiversadas en otros sitios. Antes de aceptar lanzar su opinión nos advirtieron su firme respeto hacia cada uno de los sectores involucrados en este conflicto, pero también fueron conscientes de que tenían que expresar lo que sentían, y es normal opinar aunque les fastidie a algunos, cuando llevas viviendo en un país varios años, incluso más de dos décadas, tributas al fisco, cotizas a la Seguridad Social y siembras raíces con las nuevas generaciones a la que les espera una larga vida probablemente en esta sociedad balear, lo más sensato y coherente es que expresemos respetuosamente nuestro pensamiento, a pesar de no haber elegido este país como lugar de nacimiento, España hace parte de nuestra alma y de nuestro corazón, no somos indolentes ante lo que suceda en el día a día, sencillo de entender.