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jueves, diciembre 26, 2024
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    Patricia Moreno Ruiz- Olalde: “Nos quejamos, amargamos y acomplejamos por chorradas sin saber qué hay al otro lado del Planeta”

    Antes analizaba la vida desde una perspectiva menos humana, su trabajo absorbía todo su tiempo y centraba sus esfuerzos profesionales en responder a la confianza de sus jefes políticos. “Por estar donde estaba me tocaba hacer el papel de doberman, pero en realidad no correspondía a la personalidad que hoy puedo mostrar sin ningún tipo de limitaciones”, afirma convencida de haberse liberado de un compromiso para hacer lo que realmente le gusta hoy por hoy.  

    Y es por ello que actualmente, Patricia Moreno Ruiz-Olalde se siente auténtica, original y está desmarcada de cualquier atadura laboral que le ponga freno de mano para salvaguardar algún interés político o defender una hipótesis de vida que  no vaya de la mano con su verdadero yo.    

    Esta periodista graduada en ciencias de la información de la Universidad Pontificia de Salamanca hizo parte de la Conselleria de Educación en el Govern del Partido Popular del 2004, luego estuvo en la campaña electoral de Jaume Matas. Tras no conseguir la mayoría absoluta fue jefa de prensa del Ayuntamiento de Manacor, luego tuvo un paso fugaz como responsable de prensa del PP de Baleares para terminar en el Ayuntamiento de Llucmajor. Igualmente, recuerda su incorporación en el área de comunicaciones de  Extremadura en el gobierno de José Antonio Monago en el  2014. 

    Sin embargo, de un momento a otro, desde hace diez años compagina su trabajo con los viajes solidarios. La vida de Patricia tomó un giro radical al finalizar su etapa en Extremadura decidiendo dejar los despachos. En este momento, de forma independiente presta asesoría de comunicaciones en las empresas privadas. El motivo no era otro que liberarse del  yugo de los horarios para dedicarse al otro yo, el verdadero con el que se siente plenamente identificada. 

    Patricia, no pertenece a ninguna ONG, aunque se declara devota de las Misiones de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta y, cuando viaja, no duda en volcar su ayuda a esta organización humanitaria. De hecho, muchas veces, la elección de un país u otro, la marca el que haya una casa de las Misioneras. “Llegar hasta esos hogares siempre es difícil, porque suelen estar en los lugares más inhóspitos, pero las sonrisas que te regalan las hermanas y las personas a las que atienden bien merece al menos una visita”.

    Comenta ha visitado más de 40 países, entre ellos, India- donde suele ir regularmente-, Nepal, Gambia, Senegal, Sudáfrica, Mozambique, Egipto, Marruecos, Albania, Kosovo, Macedonia y Polonia. 

    Uno de los viajes que recordará fue el que hizo con su hija mayor a las favelas de Maputo, capital de Mozambique. “El verano pasado fui al África, tuve la oportunidad de compartir mis días con los niños de las favelas de esa ciudad. Esto te aporta más mundo, es importante saber lo que realmente está pasando a nuestro alrededor. Ir a un museo lo puedo hacer a través de Youtube o Google, pero el sentimiento y el alma de los niños que observas en esos lugares no lo cambio por ningún viaje de placer”. 

    Para Patricia la esencia de la vida gira en torno a los valores que en el mundo occidental se están esfumando: “No hay mayor felicidad que la que encuentras en el Tercer Mundo, estamos más preocupados por llegar a final de mes y comprarte el último modelo de Iphone que en las cosas espirituales”, y al mismo tiempo cuestiona, “¿Quién es más pobre?, ¿el que siempre está buscando la forma de comprarse cosas materiales o ellos que no tienen un espejo y con solo verse en una foto en la pantalla de un teléfono les alegras la vida?

    A propósito de la actual época de ofertas navideñas y del Black Friday, otra de las imágenes que esta comunicadora jamás podrá borrar de su mente es la de la un niño de raza negra en Maputo. “Hacía mucho viento y como pudo ingenió elaborar una cometa con una bolsa de basura. Estas son cosas que realmente te hacen reflexionar por lo que verdaderamente merece la pena luchar en este mundo”. 

    Dentro del centenar de experiencias vividas recuerda como en Calcuta una señora llegó al centro de las Misioneras de la Madre Teresa: “Le faltaba un trozo de los huesos de cráneo, no podía articular palabra, estaba invadida de gusanos en el cerebelo. Aunque no soy médico, el trabajo, totalmente voluntario, era quitarle con unas pinzas esos gusanos minúsculos que tenía para luego hacerle las curaciones con gasa que llevaban antibióticos, el procedimiento era hasta el siguiente día que continuábamos con las mismas curas”. 

    Con la voz entrecortada, Patricia describe lo deprimente y triste que es ver a niños en India peleándose con cuervos por una cáscara de plátano que llevarse a la boca. “Niños de 16 o 17 años que viven en montañas, literalmente hablando, de basura. Mis dos hijas y yo hemos tenido la felicidad de regalarles su primer par de zapatos. Es admirable ver a menores caminando dos y tres horas al día casi descalzos, para poder llegar a los colegios. Es una situación que en Europa creemos que no existe, pero en el mundo real, que lo he tocado con mis propias manos y visto con mis ojos, sí que existe. Nos quejamos, nos amargamos y nos acomplejamos por chorradas sin saber qué hay al otro lado del Planeta”  

    Estas aventuras misioneras por cuenta propia las denomina viajes de providencia. “Me hace gracia, al final le llamo viaje de providencia porque suelo viajar sin nada establecido. Simplemente los billetes de avión y la primera noche reservada. Es esa Providencia la que me guía y me lleva a los rincones más bellos del Planeta, los que no salen en las guías. Viajar así es excepcional porque permites que la vida te sorprenda y, cuando lo fías todo a ello, siempre es altamente gratificante. El año pasado, visitando Macedonia, Kosovo y Albania llegué al hogar de unos discapacitados. Las monjitas que los cuidaban me invitaron a comer, después quisieron que me quedara a cenar y hasta se empeñaron a que me quedara a dormir en la casa. Fue la primera vez que dormí con gorro, guantes y bufanda, porque el frío era terrible sin embargo, no recuerdo mayor calor humano que aquella noche.”   

    A la obligada pregunta sobre los cargos de responsabilidad política del pasado Patricia es enfática: “creo en las personas y no en los partidos. Creo en las ideas y no en ideologías y, por ello, no trabajaría con algunas corrientes que van en contra de mis principios”, para añadir que la ideología no va de acuerdo a la parte solidaria. “Hay gente de derechas y de izquierdas que tienen un increíble sentido humanitario y de ayuda por los más necesitados”.

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