En la redacción de Baleares Sin Fronteras hemos recibido al joven, David Onetto Bevia, árbitro de Primera Regional y juez de línea en Tercera División de Baleares, que por iniciativa propia dio unas declaraciones referentes a las dificultades que él, y seguramente muchos de sus compañeros, deben hacer frente cada fin de semana cuando tienen la misión de impartir justicia en un campo de fútbol.
En las declaraciones a este periódico, aún se le notaba muy preocupado por el reciente intento de agresión del que fue objeto durante un partido de Primera Regional Amateur. “Si no es por la oportuna intervención de jugadores, delegados y cuerpo técnico de ambos equipos muy seguramente me hubieran agredido tras haber sacado una tarjeta roja”.
Y es que para el colegiado no bastan los slogans, los panfletos y las campañas de publicidad, en definitiva, bajo su concepto hay gente violenta, no solo la culpa de lo que ocurre en un campo de fútbol es de los jugadores. “también hay los mal llamados aficionados que no deberían pisar el polideportivo de una barriada o de un municipio”.
De la misma manera, no tiene pelos en la lengua para rechazar el mal comportamiento de algunos padres, madres o familiares que mientras sus hijos juegan un partido se dedican a insultar a los árbitros, esto en nada contribuye a la formación de ese joven deportista que siente vergüenza de sus propios progenitores. “A una persona en formación que ve estas cosas no se le puede exigir mayor cosa cuando sea adulto y juegue en categoría amateur”.
En su relato añade que siente pena de algunos chavales que se avergüenzan de los mayores, algunos de ellos, sus propios padres, que únicamente van a un campo de fútbol a montar escándalos y estresar a los niños, “esto no es diversión para nadie, y ya tenemos el ejemplo de Alaro hace un año “.
Tiene 24 años, arbitra desde los 15, pero con la fortuna de que nunca lo intentaron agredir cuando comenzaba, la misma suerte no han tenido algunos de sus compañeros que decidieron retirarse desde temprana edad.
Para él, la violencia en el fútbol sigue siendo evidente y es hora de que las autoridades de este deporte tomen decisiones enérgicas, como por ejemplo, al aficionado, jugador o técnico que reincida en malos comportamientos apartarlos del fútbol, deben prohibirle la entrada a los recintos deportivos. “No puedo generalizar, hay clubes que hacen bien su trabajo, pero es necesario que se echen a la calle a los violentos que reinciden y no se les vuelva a dejar a entrar a un campo, por el bien del propio club y de este deporte”.
El problema de una o varias personas violentas dentro de un polideportivo es que con su propio lenguaje contagian a los otros aficionados, e incluso a los mismos jugadores, en esa línea, para el árbitro mallorquín, “no debería haber ningún tipo de miramiento a la hora de permitir el acceso a un escenario deportivo a las personas conflictivas y violentas”
Respecto a la pregunta de este periódico del porqué en las actas los árbitros omiten estos incidentes provocados por los propios aficionados en las tribunas, reconoce que “mientras hacemos nuestro trabajo, escuchamos algunas veces insultos xenófobos y machistas teniendo en cuenta que ya hay mujeres arbitrando, el problema es que a esa gente es difícil identificarla, nos ceñimos al trabajo dentro del campo, pero sí es cierto que si nos acostumbráramos más a denunciar estos insultos las cosas cambiarían”.
De hecho, casualmente durante el transcurso de esta entrevista reconocimos a este colegiado por una denuncia presentada en un acta ante los insultos xenófobos del público local en un partido que el equipo de este periódico disputó en un municipio de Mallorca en la temporada 2017/18.
Otra de las preocupaciones del árbitro David Onetto apunta a la relación alcohol –deporte en los polideportivos. Advierte sobre la prohibición que existe de vender licor alrededor de los recintos deportivos.
“Los árbitros a veces llegamos con antelación a los partidos y vemos a personas a los que se les nota niveles altos de licor, esto quiéralo o no, les influye en el momento en que se van a la grada a ver un partido, es una situación peligrosa, lo percibimos, lo intuimos, pero no lo puedes corroborar cien por cien, es un tema muy complejo”.
David no pretende ofender a nadie con estas declaraciones, simplemente el objetivo es que se sigan aplicando los correctivos de rigor para que el fútbol se disfrute sin necesidad de insultar ni agredir a nadie, concluye diciendo que “es absurdo cuando a un árbitro lo tratan de ladrón o de sinvergüenza. A nadie queremos perjudicar, nos equivocamos como seres humanos que somos, pero eso no da derecho a faltarnos el respeto, ni a atentar contra nuestra integridad física”.
No obstante, a pesar de ser un oficio difícil, anima a los jóvenes que quieran seguir por la senda del arbitraje a comenzar a recibir la correspondiente formación.