Ya hemos hablado en otras ocasiones de ella. Nos referimos a Patricia Moreno, periodista y amiga de este periódico que compagina su vida profesional con sus viajes solidarios por países azotados por el hambre.
Hace pocas semanas que ha regresado de Zanzíbar donde viajó como le gusta a ella, se emociona al hablar de este tema. “Sin tener nada organizado. Lo único que sé es que siempre llego a esas aldeas donde más necesitan el cariño venido de fuera. Es como si tuviera un GPS imaginario que me ubica allí donde el hambre y la falta de recursos es el modus vivendi”.
Poco antes de marchar estuvimos con ella y, al contarnos su inminente partida, quisimos colaborarle donándole una serie de balones de fútbol del equipo Baleares Sin Fronteras Fútbol Club. Se fue feliz, a pesar de que conocíamos los inconvenientes que le suponía llevar algo de una dimensión considerable, teniendo en cuenta que siempre viaja con equipaje de mano.
Zanzíbar es una isla de Tanzania muy turística, donde suele ir la gente a descansar tras los safaris.
“Es una pena no conocer la verdadera esencia de esta pequeña isla del Océano Índico. Muchos viajeros se quedan con sus playas y no ven más allá. Recomiendo a todo el mundo alquilar un coche y adentrarse en los caminos sin asfaltar” nos explica Patricia, quien destaca por encima de todo las sonrisas y las miradas de los niños que pudo conocer.
Y allí llegaron nuestros balones reglamentarios.
Algo que nos comenta esta periodista que trabaja para siete empresas llevándoles asuntos de comunicación, es el recuerdo imborrable que le quedará al hacer entrega de uno de nuestros balones en un colegio de primaria.
“Contaba por cientos los niños que corrían detrás de la pelota. Todos unidos, corriendo en la misma dirección, intentando alcanzar la velocidad del balón para poder chutar. Para muchos de ellos, era la primera vez que veían algo igual y la felicidad era inmensa”.
Desde Baleares Sin Fronteras agradecemos a Patricia su labor aunque ella siempre nos deja claro que la que tiene que agradecer es siempre ella porque permitirle ser el nexo de unión entre la necesidad de un país y la solidaridad de otro es el mejor regalo que puede aportarle la vida.
Patricia viaja siempre por su cuenta, nunca al amparo de ninguna organización, lo que hace que todo sea un poco más auténtico y humano. “No hago nada extraordinario, solo juntar tres de mis pasiones; viajar, ayudar y, como periodista que soy, dar altavoz a estas minúsculas acciones para que otros, si quieren, vean que se puede hacer y se animen a hacerlo”.