El gobierno de Sri Lanka debe garantizar que todas las comunidades están protegidas y que hay rendición de cuentas por los desgarradores crímenes que el domingo de Pascua mataron a más de 250 personas, ha manifestado Amnistía Internacional
La organización de derechos humanos ha pedido también a los líderes de Sri Lanka y de todo el mundo que demuestren su solidaridad con las víctimas y den muestra de unidad contra las fuerzas del odio responsables de esta tragedia.
“Pensamos ante todo en las víctimas de los horribles atentados del domingo, muchas de las cuales fueron atacadas debido a su fe cristiana cuando estaban rezando en la iglesia en uno de sus principales días sagrados. Han tenido que ser enterradas prematuramente, incluso en el caso de niños de sólo unos meses de vida”, ha señalado Biraj Patnaik, director de Amnistía Internacional para Asia meridional.
Esta tragedia se ha producido sólo unas semanas después de que los atentados contra dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda) mataran a 50 musulmanes durante la oración del viernes.
No debe permitirse que quienes intentan enfrentar a las comunidades saquen provecho de esta circunstancia. Las fuerzas del odio responsables de los atentados de Sri Lanka y Nueva Zelanda se refuerzan mutuamente. Quieren dividir a las personas por medios criminales, atacándolas por ser lo que son y sembrando miedo entre las supervivientes. Ponen todo su empeño en agravar estas tensiones. Debemos hacer todo cuanto esté en nuestra mano para crear unidad en este momento”, ha añadido Biraj Patnaik.
“El gobierno de Sri Lanka y los demás líderes del mundo deben poner la protección de los derechos humanos en el centro de sus políticas, garantizar que todas las comunidades amenazadas están protegidas y promover los valores que mantienen a la humanidad unida.”
Desde los atentados de Sri Lanka, la pequeña comunidad musulmana del país teme una reacción contra ella, y se han producido alarmantes ataques de turbas que han descargado su ira contra un grupo de personas refugiadas paquistaníes pertenecientes a las minorías cristiana y musulmana ahmadí. Las personas refugiadas se habían visto obligadas a buscar seguridad en Sri Lanka porque grupos armados sectarios atacaban reiteradamente a sus comunidades en Pakistán.
El mes próximo se cumplirán 10 años del final del conflicto interno de Sri Lanka, en el que se cometieron crímenes de derecho internacional y otros abusos y violaciones graves de derechos humanos. En el último decenio, el país ha hecho avances importantes en materia de derechos humanos. Con el restablecimiento de la paz ha abierto sus puertas a las personas forasteras, recibiendo a turistas y personas refugiadas.
“Es importante que la población general, formada por cristianos, musulmanes, budistas, hindúes y personas de otras creencias, se sienta segura para volver a sus lugares de trabajo y de culto sin temor a nuevos atentados. Lo último que necesita Sri Lanka es una vuelta a los días en que se permitía que la violencia rompiera los preciados lazos que mantienen unidas a las múltiples comunidades de esta isla”, ha afirmado Biraj Patnaik.
Amnistía Internacional pide a sus simpatizantes de todo el mundo que muestren solidaridad con las víctimas de la matanza perpetrada el domingo de Pascua en Sri Lanka, publicando mensajes de apoyo en las redes sociales y organizando vigilias ante la embajada srilanquesa de su país o en iglesias que se llamen como las tres atacadas en Sri Lanka: San Antonio, San Sebastián y Sión.
“La iglesia de San Antonio de Colombo fue una de las tres atacadas el pasado domingo. En un lugar de gran valor no sólo para la comunidad católica, sino también para personas de todas las religiones. No habrá mejor forma de condenar la terrible violencia de los atacantes que ver a personas de creencias diversas rendir tributo a este símbolo de tolerancia y pluralismo”, ha manifestado Biraj Patnaik.