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lunes, diciembre 23, 2024
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    Recomendaciones a las jóvenes promesas del fútbol y a sus familias en el momento de tomar decisiones

    Todos los nacidos en el siglo pasado nos damos cuenta de que el fútbol ya no es lo que era. Lo único que sigue como antaño son algunas instituciones arcaicas incapaces de adaptarse al ritmo de los tiempos.

    En los últimos veinte años la aparición o generalización de los agentes, las redes sociales o las apuestas han cambiado el panorama futbolístico internacional. Sin embargo y de manera sorprendente, no es sólo el fútbol de primer nivel el que se ha transformado, sino también el balompié más modesto e incluso, el de formación.

    Tradicionalmente los agentes habían tenido un impacto incidental en la industria futbolística. Había pocos y se limitaban a asesorar a las figuras más relevantes del sector. En la actualidad se ha multiplicado su número hasta el punto de que es habitual verlos en los campos tratando de identificar a jóvenes promesas y ofrecer sus servicios.

    El agente es probablemente una figura necesaria en el actual sistema. Sin embargo, la gran competencia que sufren hace que algunos lleven a cabo prácticas no recomendadas, o incluso prohibidas, con el fin conseguir firmar a un jugador. Esto ha hecho que muchos jugadores y sus familias hayan sido objetos de estafas con el pretexto de intentar alcanzar el sueño del fútbol profesional.

    Desde estas líneas, se recomienda a los jóvenes talentos y sus familias ser prudentes a la hora de tratar con los agentes, comprobar la reputación de los mismos y como regla de oro, no pagar ninguna cantidad a los mismos, salvo que puedan acreditar un gasto realizado en favor del jugador.

    En algunas ocasiones son los propios agentes los que ofrecen una cantidad de dinero por conseguir que el jugador, o sus padres en los casos de menores de edad, firmen con él. En estos casos se recomienda encarecidamente comprobar los términos del contrato de representación pues el refranero popular ya nos lo dice, “nadie da duros por pesetas”.

    Otro de los cambios más radicales en el deporte actual ha sido la irrupción de las apuestas deportivas. La inmensa mayoría de los equipos están patrocinados de una forma u otra por alguna de estas empresas y la proliferación de locales de apuestas, especialmente en zonas humildes, es alarmante. Si bien es un negocio lícito, debe ser contralada la forma en que estas empresas se promocionan y tratar de alcanzar a los colectivos más vulnerables como los jóvenes.

    Existen situaciones en categorías amateurs en las que jugadores y directivos apuestan a la victoria de sus equipos. Esta práctica no es necesariamente incorrecta si bien tal vez sea moralmente reprochable que tengan que acudir a las apuestas para incrementar su voluntad de ganar.

    Otra vertiente de esta lacra aún más problemática es la que hemos podido ver en la prensa durante los últimos meses con la desarticulación de una trama con exfutbolistas profesionales encargados del amaño de partidos. Sin embargo, también se han dado otros casos menos mediáticos en que jugadores de tenis, árbitros o futbolistas amateurs se han visto involucrados.

    Las mafias de las apuestas han comprobado la dificultad existente en amañar partidos de primer nivel por eso han fijado su objetivo en eventos menos seguidos como son torneos de tenis ATP-250, fútbol semiprofesional (2ª B o Tercera División) o fútbol regional donde las ganancias de los jugadores o árbitros son muy pequeñas o incluso nulas. Estas tramas pueden conseguir con una cantidad relativamente pequeña, dos o tres mil euros, que algunos jugadores accedan alterar indebidamente el resultado de un partido.

    Desde 2010, se castiga con penas de hasta cuatro años de cárcel a quien “altere o predetermine de manera deliberada y fraudulenta el resultado de una prueba, encuentro o competición deportiva”. Además, no se requiere que exista una contraprestación o recompensa, es decir, el árbitro que por aversión personal, por haber recibido una orden o por cualquier otro motivo de arbitrase de forma premeditada en contra de un determinado equipo podría estar cometiendo un delito.

    Desde aquí se recomienda a todos los involucrados en eventos deportivos de cualquier nivel que se mantengan alerta ante este tipo de prácticas y pongan en conocimiento de las autoridades cualquier situación sospechosa.
    El fútbol ha cambiado en muchas cosas en los últimos años, la mayoría a mejor, y sigue dependiendo de todos nosotros mantenerlo honesto, limpio y como lo que es, un deporte maravilloso.

    Luis de Oleza
    Abogado
    luis.deoleza@palmabogados.com
    Nº de colegiado
    6020, ICAIB

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