BSF se desplazó hasta la sede de la Asociación de Chinos en Baleares a propósito del Año Nuevo Chino, comercio y proyectos de integración.
Baleares Sin Fronteras: ¿La clave para la adaptación a Mallorca?
Fang Ji: Para la primera generación de la inmigración en Baleares fue más difícil, pero para nosotros, la segunda generación es más fácil a causa de los recursos para poder aprender idiomas y hacer más cosas, y esto es una oportunidad para enseñar mejor cómo somos. También hay que decir que la sociedad local es muy diferente a la de otros puntos de España, porque sentimos que nos acoge con mucho cariño.
BSF: ¿Cuántos chinos viven en Baleares?
FJ: Según datos del INE se contabilizan alrededor de 5.000 chinos, pero según consta en nuestra asociación podemos elevar esa cifra sobre los 10.000 habitantes procedentes del país asiático. No conocemos al detalle ese dato, pero podríamos decir que alrededor de los 12.000 chinos en todas las Islas Baleares.
BSF: ¿Es cierta la teoría de que los chinos están exonerados de impuestos?, o se trata de noticias falsas de redes o comentarios mal infundados.
Minwei Jiang (Vicepresidente de ACHINIB): Existe ese rumor, pero realmente esto lo sabe únicamente Hacienda. Todos los chinos que están trabajando tienen que cumplir la normativa local, tanto de Hacienda como de Seguridad Social. Los que son autónomos deben pagar dicha cuota, los que tienen trabajadores a su cargo tienen que pagar la Seguridad Social de los trabajadores. Esto no se puede evitar. Son los principios básicos que cada empresario, cada negocio, tiene que cumplir, porque si no, el Estado no te perdona. Pero afortunadamente, la mayoría de la gente ya nos conoce y sabe de nuestro compromiso con dichas obligaciones tributarias.
BSF: ¿El idioma es un obstáculo, tienen algún tipo de formación desde la asociación para su comunidad?
FJ: Ese fue uno de los grandes motivos por los cuales nos decidimos a montar la asociación (ACHINIB), para poder enseñar los derechos y las obligaciones a los comerciantes que quieran iniciar un negocio en Baleares. También instalamos unas aulas en la sede de la asociación para enseñar español a los chinos que se instalan en Mallorca y para que los niños chinos que han nacido aquí no pierdan su idioma de origen. El Ayuntamiento de Palma también nos apoya ya que en verano se dan clases de catalán y español en nuestra sede, no solo para la comunidad china, sino también para los extranjeros recién llegados a las islas, debido a que nuestra asociación es un punto central del barrio de Pere Garau.
BSF: ¿Cómo ha reaccionado la comunidad china respecto al ‘Coronavirus’ (2019- nCoV)? ¿Ha afectado este problema a las ventas en los comercios?
MJ: Los chinos que viven en Mallorca no lo han notado tanto como los que viven en mi país. Ellos sí que están haciendo un gran esfuerzo para poder superar este difícil momento. Y aquí, tanto particulares, empresas y asociaciones, estamos haciendo lo que podemos, por ejemplo, donaciones para enviar a nuestros paisanos que lo están pasando mal. Mallorca, sin embargo, está en cierta normalidad, ya que los productos que se venden aquí son productos locales y en principio nada se afecta.
Eso sí debo admitir que cuando empezaron a llegar las primeras noticias sobre el virus sí que algunos comerciantes nos dijeron que las ventas habían bajado un poco en sus negocios.
BSF: ¿Le preocupa que este tema se extrapole a los niños en las aulas de clase?
FJ: Lo que a mí me entristece y me enfada es que a causa del Coronavirus algunos padres nos han venido a comentar que en las escuelas, los progenitores de algunos niños, les han dicho a sus hijos que no se relacionen con compañeros chinos. Creo que los establecimientos educativos deberían aprovechar estas emergencias sanitarias para explicar que no se debe asociar un virus a una nacionalidad especifica. Los profesores y los padres deben dar una educación adecuada de respeto a sus hijos por temas tan sensibles que nos afectan a todos. Nos duele esa situación.
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