Viendo por televisión las incidencias del PSG contra Borussia Dortmund a puerta cerrada, quedan algunas reflexiones de simple sentido común respecto a las medidas adoptadas en el fútbol por el Coronavirus.
La idea de jugar a puerta cerrada es un parche mal puesto. Bastaba ver los cientos de aficionados del conjunto francés y a muchos seguidores alemanes aglomerados a las afueras del estadio parisino con idéntico riesgo de contagio como si estuvieran adentro del recinto deportivo.
Que no sean decisiones de los gobiernos europeos para lavarse las manos, sino para que en la práctica sean efectivos, de lo contrario, dará exactamente igual jugar a puerta cerrada que con veinte mil, cincuenta mil o cien mil dentro de un estadio.
En el caso del Mallorca-Barcelona que se jugará a puerta cerrada este sábado en Son Moix y otros cuantos partidos de la Liga Santander y de Segunda División del próximo fin de semana, puede suceder lo mismo que hoy en París.
De nada servirán las medidas de prevención de contagio si no hay conciencia ciudadana y se anteponen los colores de una camiseta o la pasión futbolera a la salud.
La solución más práctica sería suspender los partidos. Con esto, de paso no se perjudicarían los intereses económicos del Mallorca y de todo el comercio que se beneficia de la visita blaugrana a la isla, además no se privaría a los aficionados de ver el partido.
Visto lo visto en París, lo mejor para el fútbol de élite es suspenderlo de raíz por lo menos dos semanas o el tiempo necesario. La prevención funcionaría mucho mejor, e incluso, los mismos equipos y los propios aficionados y no aficionados lo agradecerían.
Jugar en condiciones normales con público resultaría mejor para todos. Y mejor aún, suspender el fútbol de élite para evitar tentaciones de tumultos o grandes concentraciones en donde exista riesgo de contagio.
Lo mismo debería suceder en el fútbol base y categorías regionales. Aunque epidemiología diga que el riesgo de contagio crece con más de mil personas, nadie garantiza que en un campo de fútbol o en un polideportivo, con diez, veinte o cincuenta personas no estemos exentos de la propagación del virus.
Ojalá impere la sensatez y se suspenda el fútbol en todas las categorías, así como está sucediendo en otros deportes y diferentes ámbitos del trabajo, ocio y cultura.
¡A mi criterio sería lo mejor para todos!