Ad portas de cerrar la edición del periódico nos aprestábamos a entrar a la fase 3. Pero como bien dice la frase popular, nos quedamos viendo un chispero”. Algunos pensarán- especialmente el empresariado afectado- que el gobierno les prolongo una semana más la agonía económica, y algo de razón tendrán.
De todas maneras soy de los que piensan que las cosas ocurren por algo. Quien algo me conoce sabe que soy enemigo del pesimismo, me alejo de lo dantesco y me gustan las personas echadas para adelante.
Me alegró- como al resto de la gente- ver otra vez la vida en las principales calles de Palma. Recuerdo aún la tristeza y el vacío que sentía cuando llegaba a la redacción del periódico y a la entrada del claustro Sant Antoniet, por ejemplo, donde queda nuestra sede no se divisaba un alma.
Nada nuevo estoy contando, pero sí que merece la pena retroceder mes y medio para no volver a repetir ese ambiente de nostalgia y soledad que se me convertía en añoranza. Hoy por hoy unos días después al recorrer las calles emblemáticas de Palma como la San Miguel, OMS, Sindicato y otras tantas siento que hemos regresado a la vida.
Antes ni se me habría pasado por la mente que algo relativamente insignificante cobrase tanto valor en un momento determinado, a veces las pequeñas cosas se convierten en lo mejor para motivarte a seguir luchando por muchas canas que asomen la cabeza, el tiempo es infalible.
Y es que mientras haya oxigeno la esperanza ni el optimismo se puede perder. Esta experiencia del Covid 19 a todos nos habrá dejado una enseñanza más allá de lamentar las muertes de centenares de personas y ver en los medios impotentes la tristeza y el llanto de sus familias. Hubiésemos podido ser cualquiera de nosotros o un ser querido. No estamos inmunes a absolutamente nada.
Por ese mismo motivo, redactando la noticia del minuto de silencio por las victimas mortales de este monstruoso bicho, me parecieron no acertadas, sino acertadísimas algunas frases de la Delegada del Gobierno en Baleares, Aina Calvo, quien en unas sentidos mensajes pedía consideración por las víctimas de esta tragedia y respeto por la franja horaria de la gente mayor.
No se nos puede olvidar ni mucho menos en el encierro de hace unos días el padecimiento de miles de personas en las UCI o las lágrimas de dolor de quienes perdieron a un familiar o un amigo. La memoria no nos puede fallar en tan corto tiempo.
Yo mismo estoy desbordado de alegría, a pesar del duro camino que nos queda por recuperar la economía golpeada salvajemente por los efectos devastadores de esta pandemia. Pero- insisto mientras existan márgenes de reacción cualquier cosa es posible para llegar a feliz puerto.
Pero lo que nunca podemos olvidar es que de aquí en adelante vendrá un cambio radical y debemos estar preparados para lo que sea. Siempre me ha gustado apelar a los dichos aprendidos de nuestros padres: “Dios dijo, ayúdate que yo te ayudaré”, por lo tanto la responsabilidad y el respeto por las medidas de prevención y el sentido de la disciplina colectiva en materia de prevención jugará un papel fundamental para que no tengamos que retroceder lo avanzado hasta ahora. Que la paranoia no nos invada, pero tampoco que el exceso de confianza termine por jugarnos la peor experiencia de nuestras vidas.