Por Juan Pablo Blanco A
Habrá un antes y un después para cientos de inmigrantes sin papeles, cuya esperanza de vida en España giraba en torno al arraigo social. La pandemia del Covid- 19 no solo ha segado miles de vida, también los efectos colaterales negativos son enormes para las personas que estaban a punto de cumplir los tres años de estancia en este país y con una oferta de trabajo tenían la intención de regularizar su estatutos migratorio.
Sin embargo, el tsunami económico en estos dos meses del coronavirus ha hecho mella en el empresariado. Algunos se han visto en la obligación de cerrar su empresa y otros a reducir la plantilla de trabajadores. Y menos pensar en esta época en ampliar el personal sin tener una visión clara de lo que empresarialmente deparará el futuro.
Miguel L, es ecuatoriano y llevaba dos años y ocho meses en España. Comenta que una vez fue a hacer un reemplazo en trabajos de jardinería. “Mi amigo finalmente se consiguió otro trabajo y me dejó el que tenía, me había recomendado muy bien con sus jefes”.
En este momento, relata el joven sudamericano, tiene sentimientos encontrados de tristeza, impotencia y gratitud: “A ellos- quienes me iban a hacer la oferta de trabajo- les encantó mi trabajo y en abril iba a presentar los papeles a Extranjería”, pero de un momento a otro el confinamiento por la pandemia y la falta de trabajo le cambiaron la vida. “Obviamente no me volvieron a llamar y ahora me dicen que debo esperar para la oferta, la empresa dejó de facturar y no saben si podrán aumentar la plantilla, me dicen que espere a ver qué panorama se presenta. Los entiendo y sé que más adelante me harán la oferta, pero en este momento debo ser paciente”, asegura resignado.
El caso de Miguel es similar al de muchos trabajadores que ya no tendrán la ansiada oferta de trabajo. Este periódico consultó con Miguel Ángel García, Presidente del Colegio de Gestores Administrativos de Baleares. No solamente habla como gestor, lo hace también desde su perspectiva de abogado especializado en temas de extranjería, pues todos los días está enterado de la situación financiera de las empresas a las que le lleva la parte contable.
Reconoce que muchas de las ofertas se han caído, y además, predominarán los trabajadores que ya están incluidos en nómina. Difícilmente -dice- una empresa pensará en hacer una oferta de trabajo a alguien por incorporar. “Tengo clientes que ni se plantearían hacer una oferta de trabajo. El panorama les ha cambiado en menos de sesenta días”.
Le consta que hay empresas y autónomos que estaban ad portas de hacer ofertas de trabajo- muchas de ellas a inmigrantes a punto de cumplir tres años- ahora, añade Miguel- “estas ofertas se han cancelado”, para acotar que “tenemos clientes que habían presentado sus ofertas de trabajo, pero obviamente por las consecuencias negativas de la pandemia se van a tener que echar atrás”.
Para presentar una oferta de trabajo la empresa debe demostrar a extranjería suficiente solvencia económica para poder contratar a esta persona. “Un expediente puede estar muy bien elaborado, pero si la empresa no cumple con la capacidad económica exigida por la administración, pues lo más seguro es que no se aprueben los papeles del solicitante”, comenta García.
De la misma manera, hace hincapié en que las medidas que ha tomado el Gobierno Central y los autonómicos van orientadas a las personas que tienen la situación regularizada. “Estamos hablando de ERTES para personas que obviamente tienen su documentación en regla”, y en esa línea, avanza que ve muy complejo el panorama para las personas que no han podido regularizar su estatus migratorio, “ojalá esté equivocado”, finaliza.
