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domingo, noviembre 24, 2024
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    Editorial 368: La “paguita” era una asignatura pendiente

    Por Juan Pablo Blanco

    Dice el refrán que en tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera. Y ahora, en la peor época en la que estamos sumidos, un tsunami económico sin precedentes, unas cifras que nos ubica en el primer lugar del desplome del desempleo por la dependencia del turismo y la restauración.

    Medidas de contingencia son las que se deben tomar para evitar que la caída social no sea tan estrepitosa. El Ingreso Mínimo Vital en pocas palabras lo defino como una prestación no contributiva estatal destinada a las familias o personas de escasos recursos, inmersas en el umbral de la pobreza o en riesgo de exclusión social.

    No conozco el primer clarividente que acierte detalladamente el futuro de alguien. La vida no solamente le da un portazo –por determinadas circunstancias- a quienes se les han cerrado las oportunidades laborales. Por el mundo deambula gente cualificada y capacitada en un oficio y profesión que ha truncado sus perspectivas de progreso con un final marcado por la desgracia y la ruina.

    También he sido testigo del recorrido de exitosos empresarios rodeados de abundancia que lo han perdido todo. Desde lujos pasando por la opulencia, el derroche y el despilfarro terminando completamente arruinados.

    En definitiva, la vida es una caja de Pandora. Es peligroso escupir para arriba, el escupitajo nos puede rebotar en nuestra propia cara. Nunca digas “de esta agua no beberé”, nos podemos ahogar en nuestras propias palabras cargadas de desprecio y prepotencia.

    Los expertos en finanzas y economía habrán confeccionado un plan de previsión de fondos y una proyección de ese gasto público que beneficiará a miles de familias. Y si no es así condenados estamos a sufrir la debacle económica más adelante.

    Sin embargo, España no es el precursor de este Ingreso Vital Mínimo, que opera en casi todos los países de la Unión Europea, por lo tanto, resulta difícil de entender el recelo y el menosprecio por la “paguita” que será un derecho fundamental a disposición de toda la ciudadanía. Algún día usted o yo la vamos a necesitar, sea ciudadano español o un inmigrante con papeles residente en este país.

    Y digo con papeles por la polémica generada en las redes sociales alentada por un diputado de VOX que enseñaba un video de unos marroquíes emplazando a sus connacionales a venir a vivir a costillas del Estado gracias a la “paguita”. Realmente se trataba de un video de asociaciones de Marruecos que ilustraban a la gente en qué iba a consistir la nueva disposición gubernamental, según declaraciones de Mustafá Boulharrak, Presidente de la Asociación Al Magreb.

    Siempre que sale un tema de debate a la palestra no falta los que buscan el discurso del “estómago”, que es aquel carente de análisis, falto de precedentes y no basado en la Ley para a cualquier precio generar fobias y al mismo tiempo captar votos con discursos populistas.

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