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domingo, noviembre 24, 2024
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    Las Baleares antes de los dinosaurios

    Hace 252 millones de años se produjo la extinción más masiva de la historia de la vida, mucho más devastadora que la que acabó con los dinosaurios. Una etapa de vulcanismo extremo que duró más de 500.000 años provocando una profunda alteración de los ciclos biogeoquímicos que afectó a todos los ecosistemas del planeta, especialmente los marinos. Se estima que se extinguieron más del 90% de las especies que en ese momento habitaban mares y océanos.

    “Poco se sabía de la fauna que habitaba las aguas baleares después de este cataclismo”, explica Rafel Matamales-Andreu. El investigador lidera un estudio que revisa los fósiles de vertebrados marinos del Triásico de Mallorca encontrados hasta la fecha de hoy.

    “El registro fósil de vertebrados marinos en las Islas Baleares es escaso y no ha sido muy estudiado”, comenta el investigador. La investigación ha permitido describir por primera vez la presencia de ictiosaurios, un grupo de reptiles que vivía exclusivamente en el agua, donde eran depredadores de peces y otros reptiles más pequeños que cazaban haciendo emboscadas.

    La vértebra fósil de este ictiosaurio fue hallada en el Puig d’en Canals (Sóller) y tiene unos 240 millones de años. Se trata de una vértebra que estuvo expuesta en el Museu Balear de Ciències Naturals (Sóller) durante cerca de 20 años y había sido erróneamente asignada a un notosaurio, otro grupo de reptiles marinos.

    “Al estudiar con detalle hemos visto que pertenece a un ictiosaurio con una morfología muy primitiva”, explica Matamales-Andreu. Es la única evidencia de estos antiguos ictiosaurios en Europa, que hasta ahora sólo se habían encontrado en la costa oeste de Norteamérica, en China y en Japón.

    A pesar de su aspecto primitivo, el ictiosaurio mallorquín es 10 millones de años más reciente que sus parientes más cercanos. El equipo investigador postula que esto es a causa del aislamiento relativo de las aguas baleares durante el Triásico.
    “Creemos que los mares de Iberia (que incluyen las Baleares) fueron un refugio para a estos animales que preferían vivir en aguas poco profundas, mientras que todo el mundo se diversificaban otras especies de ictiosaurio que eran mejores nadadoras”, comenta el paleontólogo.

    “Este hallazgo es importante a nivel mundial porque nos ayuda a entender el papel de enlace de estas aguas entre las faunas de Asia y de América en esa época”, concluye el investigador.

    Las “focas” del Triásico

    Más allá del ictiosaurio, los investigadores también han descrito cuatro vértebras de hace unos 230 millones de años procedentes de Coma Freda (Escorca) que pertenecen a un notosaurio. Se trata de un reptil marino con un estilo de vida similar al de las focas actuales; eran buenos nadadores y se alimentaban de peces en el agua, pero ocasionalmente también podían salir a tierra firme. Es el primer registro de notosaurio en Baleares, que son bastante frecuentes en otros yacimientos de Europa.

    El artículo de investigación también describe un resto fósil proveniente de Can Bleda (Sóller). Los investigadores creen que también podría corresponder a un notosaurio, aunque el fósil está muy fragmentado y no se pudo llevar a cabo una determinación fiable.

    Todo un mundo todavía por explorar

    Este estudio supone la primera aproximación a estas faunas en Baleares, a pesar de que el registro fósil de las islas es excepcional. Sin embargo, los estudios detallados aún son muy escasos y quedan muchos yacimientos con fósiles de vertebrados por explorar.

    El mismo equipo investigador ahora tiene abiertas dos líneas más de investigación: unos yacimientos del Triásico excepcionalmente bien conservados con gran cantidad de plantas, insectos, peces y huellas de reptiles; y otros yacimientos aún más antiguos, con restos óseos de los antepasados de los reptiles y los mamíferos.

    La riqueza de los yacimientos de Baleares es también patente en otras localidades de edades mucho más recientes, entre las que destacan las antiguas minas de lignito del Raiguer, con fósiles de tortugas, cocodrilos y grandes mamíferos; las canteras de piedra arenisca de todas las islas, con tiburones, ballenas y manatíes; y antiguas cuevas con fósiles emblemáticos como el bóvido enano Myotragus balearicus.

    El equipo de investigación liderado por Rafel Matamales-Andreu también ha contado con los investigadores del ICP Josep Fortuny y Àngel Galobart y con Oriol Oms, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

    El estudio fue parcialmente financiado por el Departament de Cultura i Política Lingüística del Consell de Mallorca, Patrimonio y Política Lingüística del Consell de Mallorca dentro de la convocatoria de y subvenciones para la recuperación de espacios arqueológicos y paleontológicos en la isla de Mallorca para el año 2020.

    El Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) es una institución sin ánimo de lucro dedicada a la investigación en paleontología de vertebrados, así como a la conservación y difusión del patrimonio paleontológico al más alto nivel internacional. Forma parte de iCERCA (Institución CERCA – Centros de Investigación de Cataluña, Generalitat de Cataluña), y está adscrito a la UAB.

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