Por Juan Pablo Blanco
Despedimos, sin duda, el año bisiesto más difícil de nuestras vidas. Para colmo, 366 días nos han dejado una lista de lecciones a los ciudadanos de a pie, y a quienes se encargan desde sus cargos de responsabilidad llevar las riendas de un país.
En nuestro caso, para quienes hayamos salido a flote de este trágico, convulso e inesperado trance, valorar más que nunca las buenas razones para seguir remando a contracorriente.
Y digo remar a contracorriente por la cantidad de decisiones que de un día para otro nos pueden afectar el normal desarrollo de la vida personal – salud – o la laboral en cualquier profesión u oficio que desempeñemos.
En el “mejor” de los casos por llamarlo de alguna manera, si usted lee estás líneas, seguramente conocerá amigos o allegados que han perdido familiares víctimas del Covid-19.
Y en el peor de los escenarios, usted también habrá tenido que lamentar el fallecimiento de un amigo o un ser querido, incluso, a muchos a los que ni siquiera se les ha podido dar el último adiós.
Este ingrato visitante nos ha separado de los familiares y se ha convertido en un obstáculo insuperable para que la vida social rodeada de amistades y abrazos sea por ahora parte de un reciente pasado.
¿Y del mañana?: como si no bastara con estos duros reveses, la coyuntura del día a día no es fácil. La intranquilidad y la incertidumbre del “qué ocurrirá” mañana galopan a sus anchas.
Las restricciones a nivel mundial originadas por este letal bicho han dejado en la cuneta a millones de personas que han perdido sus empleos.
El coronavirus no solo ha sido un depredador de vidas humanas, sino un infalible destructor de empleos y estado de bienestar. Miles de empresas han echado el cierre definitivo o han reducido el personal.
A estas alturas, el año pasado despidiendo el 2019, a nadie se le hubiera pasado por la mente este brutal giro de vidas con una metamorfosis radical en los hábitos rutinarios para protegernos colectivamente.
Al cierre de esta edición llegaba la esperanza con el anuncio de la vacuna que ha generado una dosis de optimismo, pero también hay que admitir el fantasma del miedo. No es un secreto que alrededor de este tema habrá opiniones para todos los gustos.
Lo único cierto es que se deben ensayar todas la fórmulas habidas y por haber que estén al alcance de la ciencia para encontrar la salida a este laberinto mundial.
Personalmente me ha llamado la atención la opinión de reconocidos virólogos que coinciden que la vacuna contra el Covid-19 será útil, pero no efectiva cien por cien en todos los pacientes. Honestidad y transparencia. ¿Efectos secundarios?. Descartar y garantizar los resultados no es prudente en este momento. Tiempo al tiempo.
Comenzaremos el 2021 con lo que seguramente será el debate de moda en las redes y en los medios. La efectividad de la vacuna con todas sus connotaciones. Ya en Baleares se comenzaron a administrar las primeras dosis en la residencia de personas mayores, Son Oms.
Nunca se le puede dar la espalda a la realidad, pero por ahora me sumo a la lista de los optimistas que creen en el avance de la ciencia con todo y los intereses comerciales que puedan suscitarse alrededor de este asunto. De alguna manera tendremos que comenzar a salir de esta película de terror del 2020 para adentrarnos al nuevo 2021 cargado de optimismo y esperanza.
Si usted es de los que terminan el año gozando de buena salud, rodeado del cariño de sus seres queridos y el aprecio de los amigos es una buena noticia. Lo demás vendrá por añadidura. ¡Desde BSF les deseamos un pletórico 2021 acompañado de grandes logros!.