Si no se renueva físicamente el permiso de residencia y trabajo se corre el peligro de quedarse sin empleo. Algunas empresas están temerosas de permitir que alguien de su plantilla se quede en situación irregular administrativa. Para muchas de ellas no valen las solicitudes de renovación, lo que quieren es el papel físico en el que exista una concesión de la autorización para continuar trabajando.
Ese es el panorama al que se enfrentan cientos de extranjeros, que por la lentitud de la administración y la incredulidad o miedo de las empresas, se ven expuestos a perder sus empleos. No son suposiciones de quien escribe, es una realidad existente denunciada por la Plataforma de la Inmigración de Baleares compuesta por asociaciones de varios países. (Léase artículo de Federico Marotta, página 13).
Parece que todo va a la deriva, además de que ahora la justificación de la lentitud de la burocracia es el Covid-19, los responsables políticos no ofrecen ningún tipo de soluciones. Conozco a Aina Calvo, de quien tengo muy buen concepto por la sensibilidad que tiene por estos temas, sin embargo, como representante del Gobierno de Madrid en las Islas, no ha dado hasta ahora una pista de cómo acelerar los expedientes en la oficina de extranjería. No es culpa de los funcionarios, ni mucho menos, hacen lo que pueden, según me cuentan los profesionales del derecho de extranjería. Simplemente, a pesar de poner todo de su parte, innegable es que faltan recursos humanos, y por ende mientras no exista una voluntad política y no se apriete desde las Islas a Madrid, la situación irá de mal en peor.
El tema también pasa por personas que tienen caducados sus papeles, y sin embargo, no pueden aplicar a ningún trabajo en hostelería, pues la mayoría de empresas del sector no aceptan la solicitud de renovación presentada en extranjería.
Lo peor de todo es que quienes supuestamente abogaban por la integración y el estado de bienestar desde la perspectiva de la igualdad ya ni aparecen. La Isla es grande, y a la vez pequeña para estas cosas. A los oportunistas o los que aparecen solo en épocas de elecciones se les tiene más que identificados.
Desde las asociaciones tienen claro quiénes son los “apóstoles de la inmigración” con falsos discursos paternalistas que luego, como los magos, desaparecen durante cuatro años por arte de magia una vez logrado su objetivo.
Y para agregarle la cereza al pastel, un poco de ironía al asunto, todo apunta a que los jóvenes inmigrantes que están en proceso de arreglar sus papeles en España ya no podrán ser federados en las territoriales de sus respectivas comunidades. Me informan desde la Real Federación Española de Fútbol que este año ya no podrán competir en ligas amateur regionales en sus respectivas comunidades.
Esto en la práctica significa que cientos de jóvenes extranjeros que no tengan su situación administrativa migratoria definida, no podrán federarse en el fútbol modesto. Siempre he sido un convencido de que la integración pasa por la práctica del deporte, una de las mejores formas de arraigarse a una sociedad de acogida consiste en hacer parte de un disciplina federada, lo digo con conocimiento de causa por los más de diez años que llevó al frente de un club modesto de fútbol.
Desde hace 18 años abordamos temáticas migratorias, pero tengo la sensación de que en vez de avanzar se retrocede como los cangrejos, posiblemente el discurso de anti-inmigrante esté haciendo mella y solapadamente de cara al conjunto de la sociedad se quiere dar una apariencia políticamente correcta y quedar bien con Dios y con el diablo
