Este espacio lo dedico a toda la gente emprendedora que está tratando de salvar sus negocios del terrible tsunami económico que nos ha dejado esta pandemia. No soy experto en economía, pero visto lo visto, esta temporada turística aunque no ha llegado a ser en cifras lo que fue en 2019 o en años anteriores, también hay que decir que fue mejor que en 2020.
Existen indicios de recuperación y de que los pequeños y medianos empresarios están sacando con las uñas a flote sus actividades comerciales. Seguramente los grandes grupos empresariales de la hostelería tienen un atisbo esperanzador al ver que en este año hubo cierta mejoría. Esperemos que el próximo 2022 sea el de la definitiva recuperación.
Estamos lejos de acercarnos a lo ideal, pero mientras haya un balón de oxígeno y las cifras de contagios disminuyan estará latente la ilusión de repuntar.
Por nuestro mismo trabajo comercial en el área de la publicidad estamos en permanente contacto con propietarios de locales de diferentes ámbitos, que dicho sea, ven con incertidumbre el panorama.
Será una ardua lucha que dependerá de los niveles de alertas sanitarias. Esperemos que la pandemia con sus variantes den tregua a partir de ahora, y asimismo, las vacunas surtan el efecto esperado por todos.
Expira el verano en las Islas con muchas incógnitas de lo que viene en adelante. Los responsables políticos no solo de salud, sino de todas las áreas que afecten a la economía deben ser atinados a la hora de tomar decisiones claves.
Por ejemplo, se entiende la exigencia de las asociaciones vecinales de Palma sobre la retirada de las terrazas que ocupan aparcamientos de la vía pública. Obviamente, no iba a ser para siempre. El ayuntamiento dio la orden de que estos espacios improvisados sobre la calzada deben ser retirados el 30 de septiembre, so pena de sufrir sanciones por incumplir la normativa.
Debemos ser optimistas y hablar en clave de volver a la normalidad, pero sin perder de vista las experiencias del reciente pasado. La normalidad se vislumbra cuando se pueda habilitar el 100% del aforo en interiores para no poner en riesgo la pérdida de puestos de trabajo. Me decían unos empresarios de la restauración que al recortar espacios en exteriores y al no incrementarse el porcentaje de aforo en interiores necesariamente se verían en la obligación de recortar personal. En este caso una cosa debe ir de la mano con la otra, a medida que se restringe también se deben aliviar otras medidas para que la cura no sea peor que la enfermedad.
Ayudas a “ilegales”
En otro orden de cosas, me refiero al asunto en cuestión. Nunca utilizo esa palabra, por eso la entrecomillo. Se siguen leyendo auténticas barbaridades sobre ayudas a inmigrantes sin papeles. Se sigue hablando en las noticias y en redes sociales de unos bonos que nunca he podido saber de dónde provienen.
Continúa la leyenda urbana de que los “sin papeles” viven a cuerpo de rey con ayudas estatales en detrimento de quienes tienen su documentación en regla, cotizan a la Seguridad Social y pagan impuestos. Si alguien que lee estas líneas sabe a dónde dan dinero en metálico a inmigrantes sin papeles, o ayudas para la compra, es cuestión de que me lo hagan saber y me comprometo a publicarlo en estas mismas líneas. No he visto una fila específica en algún ayuntamiento de la Isla a donde se ofrezcan ayudas ex profesas a irregulares. Conozco a muchas familias que no han podido regularizar su estatus administrativo y nunca han recibido ninguna ayuda, subvención, bonos para la compra o se les ha ofrecido vivienda gratis. Nunca he visto en ningún BOE una normativa que disponga de estas ayudas, salvo que yo esté desactualizado. En fin… siguen proliferando las fake news, peor aún, los incautos que no investigan y creen en todas las falacias que se publican.
