De cada día aumenta más la soledad en los hogares de Baleares. El Instituto Nacional de Estadística cifra en 108.300 las personas que viven solas en el archipiélago y 43.600 son mayores de 65 años. Una de ellas es Esperanza, una mujer de 85 años que tiene artrosis y que hace años que no puede salir de su casa si no es acompañada. Explica que “tuve que dejar de ir al Club y de ir de excursión porque ya no podía ir sola y si iba siempre era la señora de la muleta. Y lo pasaba mal, sentía que molestaba”.
Hace dos años, y animada por la enfermera que la atiende, solicitó formar parte del programa de la Cruz Roja de Atención Integral a personas mayores en situación de vulnerabilidad que recibe la financiación del fondo de la casilla solidaria del IRPF que gestiona la Conselleria de Asuntos Sociales y Deportes. Miguel, el voluntario que lo acompaña, la visita una vez a la semana y si Esperanza se encuentra bien salen a pasear por el barrio. Es el único momento que Esperanza sale de casa “cada punto nos tenemos que parar porque no puedo respirar pero almenos veo un poco la gente y el ajetreo de la calle” dice Esperanza.
Miguel, el voluntario que la acompaña, explica que “tuve un accidente en el 2010 y me vi inmerso en un periodo muy largo de baja y al final me han dado una invalidez. Hacer este voluntariado me llena mi vacío y hace que no esté tanto tiempo en casa”.
Cómo él, 238 voluntarios de Baleares destinan parte de su tiempo a atender a personas mayores vulnerables y darles apoyo emocional presencial, a domicilio y telefónico. Sólo en 2020 atendieron a 1.200 personas mayores vulnerables. Muchas de ellas visitándolas en su casa y otras a través de llamadas telefónicas. “Cuando estás dentro, te das cuenta de que haces falta a mucha gente porque hay mucha gente que está muy sola y no tiene a nadie”.
Los seis primeros meses de 2021, los 83 voluntarios y las 155 mujeres voluntarias del programa de la Cruz Roja destinaron más de 4.000 horas. Una acción altruista que de cada vez va en aumento. Según Cruz Roja, estos últimos años se ha observado un incremento de las personas interesadas en hacer voluntariado. En cuanto al perfil, la entidad dice que es cambiante pero que de cada vez hay más voluntarios jóvenes y con un nivel de estudios más alto.
Detrás de los voluntarios hay un equipo técnico de profesionales (psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales…) que diseñan sus intervenciones y a la vez apoyan a todos los voluntarios en el desarrollo de este trabajo.
Desde los años 90, Cruz Roja lleva adelante proyectos dirigidos a paliar la soledad y apoyar al colectivo de personas mayores. Desde el año 1991, recibe financiación de los fondos sociales del IRPF y desde el 2017 es la Conselleria de Asuntos Sociales y Deportes la que gestiona la ayuda. Un programa muy valorado por los usuarios y que es un gran ejemplo de la lucha contra la soledad de las personas mayores.