Acaba de salir un informe del Instituto Nacional de Estadística que confirma cada vez la importancia cuantitativa de la población extranjera en Baleares. Y es que nada más y nada menos las cifras porcentuales apuntan a un 18,8 sobre el total de la población que suma 1.176,00 habitantes.
Esa importancia también toma tintes cualitativos cuando nos fijamos en el número de cotizantes foráneos que marca una tendencia al alza, 6.778 trabajadores nuevos que se suben al vagón del total de los 2.342.004 de diferentes procedencias, que aportan “combustible” al tren para evitar que, a pesar de las vicisitudes de la pandemia, y ahora de la guerra, la economía no se descarrile.
Me agrada mostrar en cifras lo que realmente la inmigración aporta al conjunto de la sociedad desmitificando la falsa leyenda que a este país solo vienen maleantes, vagos y mantenidos. Las estadísticas hablan por sí solas, aunque existen números de acciones tangibles que conviven con todos en el día a día.
En este último punto me refiero a la gente sin papeles -en España sobrepasa las quinientas mil y en Baleares las veinte mil- que están esperando regularizarse a través de un arraigo social o laboral. Pues mucha de esta gente trabaja en “B”, pero también son generadores de economía. Qué bueno sería que el gobierno de Sánchez buscara una fórmula rápida para descongestionar de expedientes la administración pública, entre las que se cuentan las oficinas de extranjería.
Si sucediera esto seguramente los cotizantes a la Seguridad Social se incrementarían notablemente y las arcas de Hacienda también resultarían beneficiadas, infortunadamente es un tema que se tiene muy descuidado, y en esta legislatura no se le ha dado la suficiente importancia con todo y las excusas de la pandemia, y ahora la guerra, es evidente que una regularización de personas que llevan más de dos o tres años residiendo sin papeles en regla le aportaría un balón de oxígeno a la economía del país.
Los hechos hablan por sí solos como lo he podido comprobar de primera mano en Baleares con el aumento cada vez mayor de personas de varias nacionalidades que han logrado sacar adelante su propio emprendimiento. Es de admirar a quienes en otro país logran consolidar el sueño de tener un negocio propio que en sus lugares de origen les fue esquivo.
Este emprendimiento extranjero se traduce también en fuente de empleo y prosperidad para la sociedad receptora de este tipo de inmigración. No se trata de atiborrar de elogios a los de afuera, simplemente esta percepción cobra fuerza cuando se publican solo noticias con estereotipos negativos de la inmigración. El INE y la Seguridad Social muestran unas estadísticas irrefutables y contundentes que ponen en un plano relevante el aporte de los llegados de afuera.
Lamentable pérdida
Quería dedicar estas últimas líneas a una noticia triste que tiene que ver con la prensa gratuita, que aún sigue vigente. Y es que a muchos de los lugares a dónde llega Baleares Sin Fronteras también está expuesto el exhibidor del periódico Salut i Força, cuyo fundador y director nos ha dejado hace poco. A la familia, compañeros de trabajo y amigos de Joan Calafat les enviamos un sentido mensaje de solidaridad por su fallecimiento.
A Joan siempre le agradeceremos esas palabras de aliento cuando nacimos, casualmente el mismo año en el que su periódico Salut i Força comenzó a distribuirse gratuitamente en la calle.
¡Buen viaje compañero!
