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martes, diciembre 3, 2024
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    Haití: llegamos a los niños con servicios de salud para salvar vidas

    Cuando Camsus Joseph se quedó embarazada, decidió marcharse de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Regresó a su pueblo natal, Toirac, en el suroeste del país. A Joseph le abrumaba la situación de inestabilidad y violencia, a la vez que quería estar más cerca de su familia. En ese momento, su marido, Claudy Delice, se quedó en la capital para buscar trabajo y ser el sostén de la familia.

    Pero tan solo unos meses después, en agosto de 2021, un poderoso terremoto azotó a Haití. Gran parte de la comunidad a la que Joseph se había mudado quedó devastada, incluida su propia casa que fue destruida. Se vio obligada a trasladarse a un albergue. Fue allí donde dio a luz a una niña, Anne-Djounaïka, que llegó sana y salva. Poco después, su esposo Claudy regresó a Toirac. Había perdido su trabajo y la violencia de las pandillas en la capital estaba empeorando.

    Reconstruyendo la comunidad después del terremoto

    Esta región continúa lidiando con las secuelas del terremoto y una larga historia de ausencia de infraestructuras. Eso nos deja desafíos significativos a la hora de brindar servicios de atención primaria de la salud a niños y niñas como Anne-Djounaïka.

    Con el apoyo de UNICEFvarias instalaciones brindan atención a recién nacidos y niños pequeños. Como el Dispensario del Sagrado Corazón en la ciudad costera de Los Cayos. El edificio está pintado de un radiante color verde y blanco, reflejando la luz tropical. Es aquí donde los trabajadores de la salud hacen los controles habituales y la vacunación rutinaria.

    Cerca de allí, en el centro de Los Cayos, se encuentra el enorme Hospital Immaculada Concepción. Es el centro de distribución de vacunas para esta región. Su clínica alberga un flujo constante de niños y niñas que vienen con sus cuidadores. Las enfermeras vacunan a los niños contra una serie de enfermedades prevenibles, como la poliomielitis, el tétanos, la difteria y la tos ferina.

    En el techo del Dispensario del Sagrado Corazón se pueden ver los paneles solares suministrados por UNICEF. Tienen el importantísimo propósito de asegurar el funcionamiento de los congeladores y las unidades de almacenamiento en el interior, independientemente de que la red eléctrica esté funcionando.

    Las vacunas almacenadas allí se distribuyen a los puestos cercanos y de allí a las comunidades más remotas. En uno de estos puestos, en la comunidad de Camp-Perrin, vemos a Mardochée Miliance, trabajadora de la salud, cargando una nevera llena de vacunas en la parte trasera de una motocicleta. Su marido se ofrece como conductor voluntario y lleva las dosis por un camino sin pavimentar que serpentea hacia las colinas.

    En Toirac, el pueblo de destino, se encuentra una iglesia improvisada que se utiliza como clínica comunitaria para atención de la salud y lugar de vacunación. Los bancos de la iglesia y las sillas plegables de metal se han convertido en una sala de espera, mientras que una balanza cuelga de una viga de madera debajo de un icono religioso.

    Entre ellos está Claudy, con su hija Anne-Djounaïka. Él la abraza fuerte mientras un trabajador de la salud le administra una vacuna. Su poblada barba negra no nos impide ver su sonrisa, tranquilizando a Anne si se queja. Una vez que se actualiza la tarjeta de vacunación de Anne, la familia regresa a su refugio.

    Allí, Claudy reflexiona mientras camina por el refugio, a unos metros de la casa que había construido y que fue destruida por el terremoto. “Tenía cinco habitaciones, suficientes para los 15 miembros de nuestra familia. No sé si puedo regresar a Puerto Príncipe y no sé qué puedo hacer aquí para encontrar trabajo. No es fácil”.

    Circunstancias desafiantes en la capital de Haití

    De vuelta en Puerto Príncipe, los trabajadores de la salud se enfrentan a circunstancias difíciles. Las secuelas de los desastres naturales, la inestabilidad política, las protestas violentas por los aumentos de precios, la escasez de combustible y los continuos enfrentamientos entre grupos armados han servido para aumentar los desafíos.

    La prestación de servicios sanitarios en la ciudad se ha visto afectada, pero a pesar de la situación, los trabajadores están haciendo todo lo posible para llegar a los niños y niñas con la atención esencial.

    En una clara mañana de julio, un equipo de vacunadores abastecido por UNICEF instaló una clínica móvil para la inmunización de los niños, a la sombra, debajo de un árbol, en un pequeño patio de una casa.

    La casa está en el barrio de Delmas, que se ha visto afectado por la violencia de las pandillas. Allí llegan los niños y niñas con sus tarjetas de vacunación, y los voluntarios les administran las vacunas que salvan vidas. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de estos héroes de la salud, muchos niños y niñas en la capital de Haití no tienen acceso a los servicios de salud elementales que necesitan para vivir una vida sana y saludable.

    Además, resurge el cólera y pone en peligro la vida de los niños

    A la inestabilidad y la violencia, las cuestiones climáticas y el aumento de los precios, se suma ahora el brote de cólera que se inició hace dos meses y que tiene en jaque a gran parte de la población: aproximadamente el 40% del creciente número de casos confirmados son niños y niñas.

    El cólera es una enfermedad transmitida por el agua, que se propaga al comer alimentos o beber agua contaminada con la bacteria. Los niños y niñas, cuando están desnutridos, corren mayor riesgo ya que puede causarles una deshidratación grave y, si no se trata, puede provocar más complicaciones en su salud, incluida la muerte.

    El entorno es extremadamente inseguro y volátil pero, aún así, desde UNICEF hemos redoblado esfuerzos en el país para atender a las personas afectadas. Estamos distribuyendo:

    • 245 kits para atender los casos de cólera, 32.940 sobres de sales minerales, 313.000 sobres de sales de rehidratación oral, zinc, antibióticos, consumibles y equipos de protección individual (EPI) a los departamentos de salud.
    • 135.000 pastillas potabilizadoras de agua a un hospital DE Cité Soleil.
    • 468.160 litros de agua distribuidos por camiones cisterna a 22.290 personas que actualmente viven o han sido desplazadas de Cité Soleil.
    • 300.000 sobres de alimento terapéutico listos para usar para tratar los casos de desnutrición.
    • Suministros médicos y de higiene para mantener las clínicas de salud móviles en Cité Soleil, mientras se informa a más de 51.000 hogares sobre la prevención del cólera.
    • Anuncios de prevención del cólera transmitidos por radio y televisión y folletos distribuidos para reducir la transmisión del cólera.

    La detección temprana y una respuesta rápida para contener los brotes son vitales, y ese es el trabajo que en UNICEF estamos impulsando para salvar la vida de los niños y las niñas.

    ¡Acercar los servicios esenciales para la salud, salvando a miles de niños. Un reto lleno de vida!

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