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lunes, noviembre 25, 2024
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    ¿Lees las etiquetas de los alimentos?

    Por OCU

    La etiqueta es nuestra fuente de información

    El etiquetado es el medio por el que el fabricante informa a los consumidores sobre las características del alimento que va a adquirir. Nos da información sobre la identidad y composición del alimento (denominación del producto y lista de ingredientes), nos proporciona datos para proteger nuestra salud y hacer un uso seguro del alimento (presencia de alérgenos, caducidad, cómo conservarlo y cocinarlo) y nos cuenta sus características nutricionales (cantidad de calorías, proteínas, grasas, hidratos de carbono, etc.).

    Para que esta vía de comunicación sea efectiva es necesario que los consumidores puedan leerla sin dificultad y que no les genere problemas de comprensión. ¿Se cumple en la práctica? 

    A través de una encuesta realizada por OCU a 921 consumidores, representativos de la población española, hemos conocido la experiencia e intereses de los consumidores sobre las etiquetas de los alimentos.

    Letra difícil de leer

    El 44% de las personas suele prestar mucha atención a la etiqueta cuando compra un alimento por primera vez. Los demás miran la etiqueta solo por encima (47%) o nunca la leen (9%).

     Nos centramos en estos consumidores que apenas miran la etiqueta y les preguntamos por qué no prestan más atención: 3 de cada 10 nos dicen que les lleva demasiado tiempo, o no tienen el hábito de mirarla, o les resulta difícil de entender. Pero el motivo principal es el tamaño de la letra, demasiado pequeño para la mitad de ellos; esta dificultad se acrecienta con la edad, ya que la cita el 70 % de los mayores de 60 años.

    etiquetas de alimentos: por qué no las lee

    Qué se puede hacer para mejorar la legibilidad

    Hay un tamaño de letra mínimo establecido de 1,2 mm; en caso de envases muy pequeños se reduce a 0,9 mm (Reglamento 1169/2011 sobre el etiquetado de los alimentos). Estos tamaños son demasiado pequeños cuando van impresos en un material plástico, con brillos o con poco contraste entre la fuente y el fondo.

    El lugar donde se encuentra la información en el envase afecta también a la legibilidad. En la parte frontal suele localizarse la denominación comercial del producto y es ahí donde suelen colocarse algunos eslóganes publicitarios, para los que no se escatima el tamaño de la letra. Y es en el reverso donde aparece el resto de la información obligatoria.

    A juicio de OCU, las etiquetas deberían diseñarse:

    • Con letra más legible: letra en tamaño más grande, no apelotonada para hacer sitio a varios idiomas, con contraste suficiente con el color del fondo y tipo de material.
    • Mostrando la información esencial en lugar destacado: la denominación del producto, la fecha de caducidad y la lista de ingredientes deberían estar bien visibles, sin que tuvieran que competir en espacio con mensajes publicitarios.

    ¿Qué es lo que más se mira en la etiqueta?

    Cuando compra un alimento por primera vez, el 82% de la gente suele revisar la fecha de caducidad o consumo preferente. Los siguientes aspectos más consultados son la lista de ingredientes (69%) y la tabla de información nutricional (51%).

    etiquetas de los alimentos: gráfico sobre información más consultada

    Pero no todos tenemos las mismas preferencias:

    • Los jóvenes menores de 40 años suelen mirar más la tabla nutricional y los reclamos sobre beneficios nutricionales, así como las promociones.
    • A partir de los 40 años interesan más las instrucciones de cocinado, la conservación del alimento y los beneficios para la salud.
    • Las personas mayores de 60 años miran mucho más que los de otras edades la fecha de caducidad y el origen del producto.
    • En general, las mujeres miran más que los hombres la información nutricional, las instrucciones de cocinado, las promociones, los logos relacionados con la sostenibilidad y la información sobre cómo reciclar el envase.

    En la etiqueta encontramos la información nutricional del alimento, normalmente en forma de tabla: cantidad de grasas, proteínas, carbohidratos con detalle del azúcar, fibra, vitaminas y minerales, sal, calorías. Lo más consultado es el contenido de azúcares, en particular por los consumidores mayores, seguido del número de calorías, sobre todo por personas jóvenes y mujeres.

    Los reclamos influyen a 7 de cada 10

    Muchos envases muestran los beneficios nutricionales del alimento, por ejemplo “bajo en grasas”, “bajo en sal”, “light”, “alto contenido en fibra”, y otros supuestos sobre la salud, como “ayuda a reducir el nivel de colesterol”. La mayoría de los consumidores suele prestar atención a estas alegaciones. Y no solo eso: a 7 de cada 10 encuestados les influye en su decisión de comprar el producto, algo menos a las personas mayores y algo más a las mujeres que a los hombres.

    etiquetas de los alimentos: gráficos sobre reclamos comerciales

    A pesar de que el impacto en el momento de la compra es fuerte, 6 de cada 10 encuestados están de acuerdo en que hay un uso excesivo de reclamos nutricionales y de salud y que forman parte de una estrategia comercial del fabricante. Solo un 35% cree que los alimentos que muestran alegaciones son más saludables que los demás.

    Más dificultades para las personas mayores

    Cuando preguntamos sobre la facilidad de comprensión de la información del envase, dejando aparte a la gente que nunca lee el etiquetado, son muchos más los encuestados que declaran que les resulta difícil (44%) que fácil (24%).

    La edad influye de forma decisiva en la comprensión, en perjuicio de las personas mayores. Además de tener más problemas que la media con el tamaño de la letra, las personas mayores de 60 años:

    • Reconocen que tienen más dificultad para entender bien la información de la tabla nutricional y les resulta menos útil que a los jóvenes.
    • Confunden más que la media los conceptos de fecha de caducidad y consumo preferente.
    • Les resulta más difícil encontrar la fecha en el envase.

    Confusión entre fecha de caducidad y consumo preferente

    Prácticamente todos los encuestados creen tener claro el significado de estas dos fechas, que, siendo parecidas, no son iguales. Pero una cosa es decirlo y otra demostrarlo. Para confirmar que distinguían bien la fecha de caducidad de la fecha de consumo preferente, les hicimos un pequeño test de 3 preguntas. Sorpresa: ¡solo el 41% acertó las 3 respuestas!

    Y tú, ¿sabías que hay alimentos como yogures, pan de molde y unos cuantos más que pueden comerse con la fecha de consumo preferente pasada?

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