Por La Vanguardia
Algo más de un millón de españoles del extranjero de doce comunidades recibirán en mayo de forma automática en sus domicilios la documentación para votar en sus autonómicas, lo que no les sucedía desde las del 2007. Tras la derogación del “voto rogado” que a partir del 2011 redujo de forma drástica la participación, ellos son los que podrán estrenar el nuevo sistema. Éste supone una vuelta al pasado, aunque con mayores facilidades para el envío de los sufragios a España y la obligatoriedad de adjuntar un documento de identificación como garantía antifraude.
Son 1.051.434 los expatriados con derecho al sufragio en las autonómicas de las doce comunidades que votarán el 28 de mayo, según el censo cerrado el 1 de febrero. La cifra final solo debe variar ligeramente. Suponen el 46% de los 2,3 millones de electores españoles del extranjero. Y es que entre las cinco comunidades que no votan figuran Galicia, con medio millón de electores, Catalunya y Andalucía, ambas con algo más de un cuarto de millón.
La inédita ausencia de Castilla y León y la reincorporación de Valencia, que en el 2019 votó en abril con las generales, complican estimar el volumen de papeletas del extranjero del 28-M. Los últimos precedentes anteriores al voto rogado mostraban participaciones superiores al 20%. Darían ahora unos 200.000 sufragios, por encima del triple de hace cuatro años.
El censo se ha duplicado, lo que suele reducir la participación, pero también se supone que hay más ganas de votar, Y hay mayores facilidades, porque si se retrasan los envíos de papeletas desde España, o incluso no llegan, el elector las puede descargar por Internet o recogerlas en los centros de depósito de sufragios, que se van a ampliar sustancialmente. En todo caso, incluso con alrededor de un 15% de participación el volumen de sufragios duplicaría con amplitud el de hace cuatro años.
El volumen de sufragios, que constituye toda una incógnita, puede hasta triplicarse sobre el 2019
El impacto sobre los resultados resulta aún más imprevisible. Al contrario de lo que se cree, no importa tanto el peso del censo exterior en el total. Influye sobre todo lo que pase en el escrutinio de dentro de España, donde se emiten el 90 y mucho por ciento de los sufragios. Si dentro las diferencias son grandes, da igual lo de fuera. Si son pequeñas, puede hasta haber cambios con un puñado de papeletas. De hecho,el único caso de una gobernabilidad decidida en el extranjero, el de Asturias en el 2012, fue ya con voto rogado.
A priori el sufragio exterior sería clave en Canarias, por el intento de PP y Coalición Canaria de desalojar al PSOE. Allí, La Gomera tiene un 38% de electores fuera, La Palma, el 26% y El Hierro, el 22%. Pero incluso la diáspora tenga tal vez alguna capacidad de influir en Madrid en el asalto Díaz Ayuso a la mayoría absoluta. O por ejemplo en Valencia, con su sólo 3,3% de censo exterior, si el resultado fuese muy reñido.
Antes del voto rogado, cuando se traficaba con sacas, se vendían votos al peso, participaban muertos e intervenían gobiernos extranjeros, los resultados dependían de qué partido estuviese en el poder, que a menudo arrasaba. Con el voto rogado, en cambio, los resultados difirieron menos de los de dentro de España, si bien con dinámicas propias, como cuando ganaron Podemos y sus aliados. Fue una etapa muy europea, porque desde América los plazos casi imposibilitaban participar.
Ahora regresa el voto de América con renovadas fuerzas, pues, por las nacionalizaciones de descendientes de emigrantes, es donde en estos dieciséis años es donde más ha crecido el censo, que en conjunto subió de 1,1 millones a 2,3 y en las comunidades del 28-M, de 460.521 a esos 1.051.434 del 2023. Son cifras muy elevadas, fruto de la tan olvidada como crucial reforma de 1995, cuando España fue de los primeros países del mundo en implantar la inscripción de oficio en el exterior. Así, cuando el expatriado se apunta en un consulado, se le incorpora al censo electoral, pese a que lo habitual era que lo deba solicitar, incluso con renovaciones.
En 16 años, el censo se ha duplicado, debido sobre todo a las nacionalizaciones de descendientes
El del 28-M será un ensayo para las generales, para ver cómo reaccionan los expatriados y el interés de los partidos. Y también para saber si vuelve el fraude. Respecto al 2007 hay la novedad de tener que incluir una fotocopia del DNI o un documento análogo. Sólo se usó antes del voto rogado en 2009 y 2010 en algunas autonomías y produjo un descenso de las irregularidades y de la participación. El riesgo aumentará cuando vayan ya varias elecciones y pueda haber acopio de documentos.
El voto exterior vuelve, sin ruego, con un modelo de regreso matizado al pasado, un censo descomunal y mientras sólo 3 de cada 10 españoles del extranjero nació en España.