Un colectivo en ocasiones invisible en cuanto a temas de violencia de género es el extranjero. Sea por cuestiones culturales, por temor ante un estatus irregular en territorio nacional o sentir que no poseen una red de apoyo, en no pocas ocasiones las mujeres migrantes se ven forzadas a permanecer al lado de sus maltratadores.
Ello cambió con la entrada en vigor de la instrucción de la Secretaría de Estado de Migraciones 2/2021 que estableció la autorización de residencia y trabajo por circunstancias excepcionales a mujeres extranjeras que hayan sido víctimas de violencia de género.