El balance de las ventas es positivo, a pesar de no haber llegado a las cifras del año pasado y uno de los motivos que explica la asociación es que la hostelería ha encarecido mucho los precios el mes de julio y agosto. La lectura es que se han frenado posibilidades de viajar en familia repercutiendo en el consumo de refrescos. Ahora de cara a este septiembre y octubre las previsiones son buenas y que se han tirado de ofertas, pero “se está a la espera de saber si se podrá compensar el bajón del mes de agosto” según la presidenta de la asociación, Leonor Fuster.
La asociación de PIMEM asegura que la realidad de las empresas hoy es asumir los incrementos de costes, repercutir en parte, pero si se quiere vender, no se pueden repercutir todos los incrementos, ya se dejaría de ser competitivo de cara a la gran empresa.
Otro aspecto que la asociación apunta en este primer balance es la falta de mano de obra al sector de servicios pero que es extensible al mundo del ocio y la restauración, y que, como clientes de bebidas, ha complicado mucho la dinámica de consumo afectando al trabajo comercial. Para Fuster “este problema no ha hecho más que empezar”.
La asociación también ha hecho referencia a los compromisos medioambientales. En cuanto a la sostenibilidad uno de los objetivos es encarar de una vez por todas el envase retornable y las máquinas recogedoras de latas y bricks…etcétera, pero todavía hay un considerable retraso social en la cultura del retorno.
Mirando el futuro Fuster asegura que “la amenaza siempre ha sido la gran distribución, las cadenas de alimentación de fuera, que nos equiparan el producto a la marca blanca, y por tanto nos exigen el precio de la marca blanca y no podemos llegar ya que nuestras líneas de producción no son ni mucho menos equiparables a la producción que pueda sacar una fábrica especializada en marca blanca, que envasa por muchas marcas blancas y abarata costes”.
