Muchas cosas son las que se echan en falta cuando se sale del país de origen en búsqueda de nuevos horizontes, especialmente si quien emigra va a encontrarse el escollo de una nueva cultura con todo lo que el desarraigo conlleva en el día a día.
La lucha no sólo por adaptarse a un nuevo país, sino de abrirse paso en la competitividad del mercado laboral no da tregua.
No es un secreto que un gran porcentaje de quienes emigran lo hacen por necesidad y no por gusto. Precisamente esa necesidad obliga a tomar decisiones arriesgadas, e incluso apresuradas de llegar a un país ajeno a trabajar en condición de indocumentado.
Ese y otros factores más generan cuadros de ansiedad e indicios de comportamientos depresivos marcados por la incertidumbre.
A este escenario se suman experiencias signadas por la constante imprevisibilidad de lo que va a ocurrir mañana y el enorme deseo de labrarse un porvenir colmado de éxitos, máxime en una tierra ajena a su cultura y costumbres.
La soledad también es otro de los atenuantes que forman parte de este proceso cíclico de adaptación.
En ocasiones se suele buscar la orientación de entidades del tercer sector, concretamente, las ONGS que ayudan en temáticas sociales y entidades sin ánimo de lucro que se dedican al reparto de alimentos, impartir cursos de formación u ofrecer asesoría jurídica.
Algunas de estas organizaciones funcionan muy bien y otras simplemente cumplen un papel testimonial de cara a los verdaderos objetivos para las que fueron creadas.
Consulados
Erróneo es pensar que cuando salgo del mi país de origen encontraré en mi consulado del país de destino una segunda casa.
Cierto es que algunas misiones diplomáticas reciben instrucciones de limitarse a los trámites administrativos, sin embargo, a diferencia de lo acontecido hace pocas décadas, por el mismo avance de las comunicaciones (redes sociales), algunas delegaciones consulares añaden a sus competencias burocráticas, acciones formativas y de asesoramiento jurídico destinadas a sus connacionales abocados a la irregularidad administrativa, o cualquier otro requerimiento que demande ayuda profesional.
Sin lugar a dudas hay representantes consulares que dejan huella por su esencia humana, otros que pasan completamente desapercibidos y no faltan quienes establecen una barrera blindada con sus representados.
Desde este periódico no dudamos en enaltecer a quienes estando al frente de las misiones consulares le imprimen a sus frentes de acción ese toque humanitario que tanto necesitan esas personas que lo han dejado todo en sus países de origen para emprender nuevos retos de vida.
Nos aproximamos a cumplir 20 años de haber fundado este periódico. Y a pesar de ser testigos en Baleares del nacimiento de segundas y hasta terceras generaciones descendientes de inmigrantes, aún esa rueda giratoria sigue su ciclo en la medida en que la desigualdad social e injusticia sigan siendo tendencia social en sus países de origen.
