Por Ivis Acosta Ferrer
Tras una serie de desafortunados malos entendidos ocurridos en Ibiza en virtud de lo cual los inmigrantes sin papeles cuya tarjeta sanitaria provisional hubiera caducado tendrían que pagar por la asistencia sanitaria, la conselleria de Salut del Govern Balear ha rectificado y ha acordado otorgar un año más asistencia sanitaria gratuita y universal a los migrantes en situación administrativa irregular que no puedan acreditar un certificado de empadronamiento o declarar recursos suficientes para renovar su tarjeta sanitaria provisional (OTA).
Baleares vuelve a hacer gala de su proverbial hospitalidad y renueva este compromiso en el marco de una reunión sostenida entre representantes de Médicos del Mundo (Metges del Món por sus siglas en catalán) y del nuevo gabinete de Salut del Govern Balear con Manuela García a la cabeza.
Un año más los colectivos antes citados podrán gozar del privilegio de la atención sanitaria universal; los representantes de la facilitado a Médicos del Mundo una dirección de email a la que denunciar cualquier negativa de atención o exigencia de pagos.
La problemática de la vivienda, que dificulta la posibilidad de acceder a un certificado de empadronamiento, máxime si se es migrante indocumentado, sumado al propio hecho de la vulnerabilidad de las personas migrantes ha hecho necesaria la flexibilización de estas medidas. Desde Metges del Món mediante su portavoz Belén Matesanz celebran esta victoria y se comprometen a continuar trabajando por los más vulnerables.
Jornadas sobre drogas y género
En otro orden de cosas, el próximo 16 de octubre tendrá lugar en Caixaforum la jornada “Drogas y género. (Sobre) vivir sin hogar y con violencia. Hacia una desestigmatización” la cual tendrá lugar entre las 9:00 y las 16:30 de ese día y es completamente gratuita.
En la convocatoria de estas prometedoras jornadas se explica que la violencia hacia las mujeres es una extensión universal de un problema antropológico que no acaba de concretarse en fenómeno de mejora.
Para explicarlo se hace referencia en primer lugar a la variable “mujer” como eje central de violencias ejercidas dentro de contextos familias y/o de pareja, y sin quererlo, también de violencia institucional, ya que durante décadas, se han construido políticamente recursos de protección para mujeres en situaciones de violencia machista que, sin embargo, implican unos requisitos inalcanzables para mujeres con consumo activo.
Para acceder a viviendas protegidas sin ir más lejos se les suele pedir no tener adicciones, ni enfermedad mental, pero, se preguntan desde Médicos del Mundo, ¿qué ocurre con las mujeres que no cumplen estos ítems? Muchas veces, el uso de drogas viene derivado de la propia violencia sufrida durante un período extenso de tiempo, pero la paradoja del sistema abandona las necesidades extremas de mujeres supervivientes de violencias. De este modo, tristemente la desprotección la ejercen los recursos que aseguran el amparo a las mujeres “supervivientes de violencia machista”.