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sábado, noviembre 23, 2024
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    Entrevista al profesor y empresario Joan Enric Capellà autor del libro “Turismo o no turismo. Retos para la Mallorca del siglo XXI”

    Por PIMEM

    El departamento de Comunicación da voz a publicaciones temáticas relacionadas con la economía y empresa. Mediante entrevistas queremos acercarnos al pensamiento ya la publicación de determinadas obras que de algún modo nos ayuden a tener una visión más amplia de un sector. En esta ocasión hemos conversado con Joan Enric Capellà, geógrafo, profesor de universitario y empresario y que su experiencia y conocimientos le han llevado a firmar un libro que seguro no dejará indidiferente a nadie.

    1-Del turismo como fuente de ingresos se ha hablado, se habla y suponemos que más se hablará y desde muchos puntos de vista. ¿Cuál fue el motivo que le llevó a seguir charlando de turismo? ¿Qué “ángulo” de análisis ha cogido?

    Llevo 25 años vinculado al sector turístico. Empecé trabajando en la empresa familiar donde teníamos dos tiendas de fotografía, una en plena zona hotelera de Can Picafort. A través de los estudios de Geografía entré en el mundo de la geografía del turismo, campo al que me dediqué como investigador (UIB y CSIC) y como docente (UIB). Posteriormente di el bote a las grandes corporaciones turísticas mallorquinas (Iberostar, Orizonia y Grupo Piñero) primero como trabajador y finalmente como directivo. Este paso por las empresas me animó a ser empresario y fundé, junto a otros dos compañeros, SOM, grupo turístico del que la empresa con más renombre fue SOM HOTELS. En medio pasé por la política siendo el primer concejal de turismo que ha tenido el Ayuntamiento de sa Pobla. Y actualmente sigue como emprendedor y empresario: fundé a la consultora Caray, que actualmente gestion con un socio y un nutrido equipo de colaboradores, y también cofundé Investhinks, una plataforma SaaS de servicios de trading automático. 

    Todo esto me da una visión muy poliédrica sobre el turismo. Así que mi ángulo de análisis es muy particular. Y precisamente fue Lleonard Muntaner quien me espoleó a escribir sobre turismo cuando visualizó mi posición de rara avis en el sector.

    2- ¿Cree que hay debate a la hora de pensar en una Mallorca sin turismo? ¿Qué sectores pueden llenar los pequeños espacios que pueda dejar (si existe en ningún momento el deseo de desacelerar) esta “máquina tan bien engordada? 

    Creo que debate ha habido y mucho. El problema es que no se ha pasado a la acción. En el libro crítico que ya está bien de comités de expertos, planes estratégicos y encuentros intersectoriales. Es la hora de los hechos. 

    Pero también tengo dudas de que exista un interés real en la diversificación: lo sencillo es seguir con el gigante turístico que hemos instalado. En el libro hablo por ejemplo del Parc Bit como triste ejemplo de lo que se quería que fuera y con lo que finalmente lo hemos convertido: de un mini Silicon Valley con poder de atracción de empresas tecnológicas internacionales, a un polígono de servicios mal dotado y carente de todo el ambiente emprendedor que en un momento se soñaba.  

    3-¿Bien en medio del debate sobre la sostenibilidad y la innovación, en este caso más ya dentro del impacto de la IA, por dónde pasan los retos del turismo en Mallorca?

    El turismo sin Mallorca, naturalmente, sobrevivirá. Mallorca sin el turismo, tengo serias dudas. Si debemos plantear qué Mallorca queremos en el futuro, actualmente no queda más que pasar por el turismo. Ya lo deja claro en el título del libro: “¿Turismo o no turismo? Ésta, lamentablemente, es la única cuestión.” Este “lamentablemente” ya lo dice todo. Mallorca está polarizada por el turismo, y nuestro gran reto es empezar a trabajar para que esta polarización se vaya reduciendo. Esto no debe confundirse con teorías del decrecimiento ni otros similares. El mayor reto del turismo es que nos ayude a diversificar ya que no tengamos todos los huevos en la misma cesta. 

    La IA tendrá un gran impacto en el sector turístico, como tendrá en toda nuestra acomodada vida occidental. Pero tengo más dudas de que lo tenga sobre el turismo de Mallorca debido al tipo de oferta que tenemos. Pero por favor, dejemos de esperar a que venda alguien a decirnos lo que debemos hacer. Empezamos a empoderar a la gente de Mallorca. El problema es que no estamos preparados como sociedad. Y por eso ya apunto en el libro en la importancia de centrarnos en la educación de los jóvenes para poner los cimientos de la Mallorca del futuro: éste es verdaderamente nuestro gran reto. Y también indico que todo esto no va de una o dos legislaturas, sino de una o dos generaciones.

    4-Los impactos que genera esta industria por los residentes son suficientemente conocidos. ¿Existen modelos y/o territorios que hayan logrado un equilibrio o que se hayan puesto a trabajar para enderezar esta situación y que podamos tener como punto de referencia?

    Antes es imprescindible que empecemos a girar la mirada y no ver el turismo como un “agente externo” que ha venido y colonizado. Los residentes son los que mayoritariamente han hecho los hoteles, han montado las empresas de servicios y proveedores, han hecho las segundas residencias en medio de las zonas turísticas y si se puede en primera línea, son los que han captado la administración de funcionarios aprovechando las oleadas de bonanza económica que han propiciado la sobredotación de personal público, y un largo etcétera. 

    Por tanto, si cambiamos la mirada y no nos dejamos llevar por corrientes interesadas, tendremos un juicio más ecuánimo, menos visceral y más accesible. Precisamente esto es lo que empezamos a propiciar con el proyecto Homo Turisticus que hemos montado desde Caray y que es la continuación del libro: pretendemos contribuir a despertar conciencias para conseguir un mundo mejor en el que el turismo puede ser un factor clave. 

    En el libro pongo tres ejemplos de territorios en equilibrio o que trabajan para llegar: Cerdeña, Nueva Zelanda y Singapur. El primero está abrazando su patrimonio y sus tradiciones, el segundo ha hecho de la conservación y preservación del patrimonio natural y etnológico su gran atractivo, y el tercero aplicó un modelo de ética social incorruptible para sobrevivir en medio de Asia y Oceanía. Volviendo a la pregunta anterior, realizar un cambio cultural implica ponernos a trabajar inmediatamente en las escuelas, y después tener paciencia porque el camino es largo.

    5-La clase política parece entrar en pánico cuando se habla de desacelaración ya menudo parecen más sensatos los empresarios que los propios gobernantes. ¿Por qué cree que el debate sobre la calidad por encima de la cantidad cala tan poco entre los gobiernos, sean del color que sean?

    Puedo aceptar que la gente callejera hable de turismo de calidad. Pero es imperdonable ver hablar de ello en los mismos términos a profesionales del sector, políticos, periodistas, y también a los propios académicos. La aproximación generalizada a la calidad es equivocada porque nadie habla en los mismos términos y pocos se detienen a analizarlos. ¿Qué es turismo? Puedo aceptar que la gente de la calle confunda, por ejemplo, turismo con hostelería, pero no se lo perdon a los agentes antes indicados. En el libro critico en profundidad esta cuestión y sienta las bases para que nadie más vuelva a equivocarse. 

    Igualmente ocurre con la “calidad”. ¿Qué tiene la gente en mente cuando demanda “calidad”? ¿Todo el mundo tiene realmente lo mismo en mente? Pongamos un simple ejemplo: para algunos “calidad” es un turista que gasta mucho, que se interesa por la cultura y cuida el entorno. Pero: ¿qué oferta tiene Mallorca para atraer a este turismo? Y la poca que hay: ¿está a la altura de la “calidad” que demandamos? Además, este patrón de turista es el que alquila coche, generalmente no va a hotel grande, se pasea por todos los rincones de la isla y lo encontramos en las calas que se supone que sólo conocemos a los mallorquines ya las fiestas más propias. ¿Queremos turistas por todos los rincones? ¿Los queremos en todo momento en nuestra vida? O por otra parte, ¿preferimos turistas que no se muevan mucho del lugar donde se alojan y que no molesten? Seamos razonables: un turista que gaste mucho, llene las 400.000 plazas turísticas (¡las legales!) que tenemos, sea muy respetuoso, le interese la cultura, no se mueva del guijarro donde está y no interfiera en la vida más íntima de los mallorquines, sencillamente, no existe. Por eso desde Homo Turisticus atenderemos todas estas cuestiones con una nueva mirada, aire fresco, provocando reflexión y pasando a la acción, porque estamos cansantes de los tópicos de siempre.

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