Por Ivis Acosta
Desde hace doce años, salió de su Venezuela natal con el firme propósito de conocer mundo, y así se la ha pasado viajando como Ulises por el Mediterráneo, aunque en su caso ha llegado también a otros lugares de la geografía, a saber: Irlanda, donde estuvo dos años, Italia donde vivió por más de siete, Francia (un año), Latinoamérica (un año) y por último, Mallorca donde se encuentra desde hace cuatro meses y donde va a impartir próximamente un curso de escritura creativa que ya impartió anteriormente en Italia y Colombia, con muy buenos resultados.
Mallorca para ella está resultando ser “una sorpresa mayúscula, porque nunca imaginé vivir aquí. Sí sabía la existencia de las Baleares pero no formaba parte de mis planes, ni siquiera turísticos. Estoy muy agradecida a la vida por haber venido. Escuchaba decir que la isla tiene algo y yo lo estoy constatando, comenzando por este invierno tan amable, el mejor que he tenido en toda mi vida y las personas bonitas que me han abierto puertas apenas conociéndome, como es el caso de Alondra, que está apoyando este taller de escritura creativa”.
Afirma que con la escritura creativa “me ha pasado como el cuento del huevo y la gallina, habría que ver qué fue primero en mí como deseo. Creo que surgió como deseo formal después del periodismo, el cual allanó el terreno de cierta manera”, sin embargo, manifiesta tener afición por las letras. “En realidad cuando estaba por entrar a la universidad mis opciones eran psicología, la literatura y la comunicación social”.
Cuenta que optó por la comunicación social, pero siempre tuvo el gusanillo de querer escribir. Solo que había inseguridad de abordar las letras de una manera no formal sin el paraguas que puede ofrecer el periodismo en el que, ciertamente, hay un espectro tan amplio, que incluso hay una vertiente que se llama periodismo literario, que en Latinoamérica tuvo como estandarte al mismísimo Gabriel García Márquez, entre otros autores.
El disfrute es esencial, el elemento lúdico es muy importante y además que desde el punto de vista pedagógico es más fácil aprender – agrega- “cuando nos motiva algo”.
Confiesa que su manera de acercase a la vida es desde la exploración y es lo que pretende de alguna manera. Tiene la virtud de interactuar fácilmente con otras personas, lo cual es súper motivante y genera una sinergia positiva.
En los talleres se enfocará como un proyecto literario, y en este caso la idea es que los participantes desarrollen un cuento o una historia. Recalca que “ser inmigrante te da otra, otra visión del mundo- de compartir sus hallazgos en el mundo de la poesía, que incluso para mí me es desconocido y estoy también súper contenta y expectante, porque quiero también participar y aprender a escribir poesía o al menos desmitificarla como un monstruo al alcance de pocos”.
Recuerda su experiencia en Irlanda: dejé el periodismo en segundo plano, también quería
un cambio y el hecho de emigrar fue la oportunidad, cuando emigras tienes el regalo de la reinvención, que muchas veces es forzado”.
En su caso plantearse trabajar como periodista en ese país era muy difícil. Este hecho la llevó paulatinamente a explorar otras áreas, como la traducción en primera instancia, y luego se presentó la oportunidad en Italia de trabajar como correctora de pruebas para una casa editorial para luego lanzar su primer libro.
“¿Y qué diría Dante? Diario de una mochilera refugiada” en el que narra sus experiencias como inmigrante, cómo pasó de ser mochilera a tener un estatus de residente italiana. Ese libro fue publicado en 2019 y trajo consigo otros que escribió o ayudó a publicar en calidad de editora, muchas veces sin que el crédito fuese visible, pero le queda la satisfacción de aportar la experiencia, “ésa que quiero compartir ahora con los asistentes al taller”.
