A falta de pocos días para empezar las fiestas Pascua la Associació de Forners i Pasitessers de PIMEM asegura que la producción de “panades” y “rubiols” prevista para estas fechas ronda el 40% más respecto a la producción normal que se hace a lo largo del año. La entidad mantiene que las cifras son similares de años anteriores por lo que el ritmo de oferta y demanda se mantiene.
Sobre la elaboración, tanto panades como de rubiols, la asociación asegura que el producto local ha sido siempre y sigue siendo la base del relleno tanto por lo que respecte a la carne y la verdura en el caso de las panades y el requesón o confitura en el caso de los rubiols. “La carne de “mé mallorquí” es de primera y son muchas las familias y establecimientos que siguen invirtiendo en este producto como elemento imprescindible para elaborar las panades”. Pero desde la entidad también se recuerda como con el paso de los años se han consolidado las panades de pescado donde el bacalao, la sepia o la “mussola” son los principales ingredientes. También las llamadas veganas ya ocupan un lugar entre los consumidores.
Respecto a los precios de la materia prima desde la Asociación se asegura que se barajan cifras que van desde el 30% al 50% en el aumento de los costes cosa que hace inevitable que se termine repercutiendo en el precio final.
Otra tradición muy arraigada es la de Monas de Pascua que en Mallorca ya lleva unos 50 años presente para degustación y disfrute de los más pequeños. Desde la asociación de PIMEM se hace un llamamiento a la compra y consumo en hornos y pastelerías tradicionales donde se pone en valor la calidad del chocolate empleado y la creatividad del pastelero o pastelera a la hora de hacer la mona. El precio según la entidad oscila entre los 10 euros y los 50 euros.
Pero además de la típica mona la asociación ha querido recordar otros productos concentrados en pueblos o zonas de Mallorca. Es el caso de la “formatjada” de Pollença, el “crespell tou” de Lloseta o el “rollo de confit” que es fa a les zonas de Sa Pobla, Campanet, Alcúdia o Búger. A pesar de la diversidad y arraigo de estos productos la asociación detecta una pérdida de la costumbre que hay entre las nuevas generaciones de seguir haciendo panades y rubiols en familia e incluso la compra y consumo en los establecimientos.