Uno de los “honorables” observadores internacionales en la transparencia de las elecciones de Venezuela. El ex presidente colombiano, Ernesto Samper Pizano, súper recordado por el proceso ocho mil por los noventa cuando era candidato a la presidencia de Colombia.
Algunos pagaron con cárcel cuando en su campaña a la presidencia se filtraron dineros de la mafia. Recordemos que Fernando Botero, hijo del famoso artista, estuvo tras las rejas.
Todos sabían, menos el propio candidato que finalmente logró su objetivo de llegar a la Casa de Nariño.
Más de una treintena de años han transcurrido y pareciera que en el mundo de la política corrupta ocurre de todo, pero al final todo se olvida.
Hoy van de señores por la vida como si la sombra de corrupción y podredumbre nunca los hubiera acechado. “Es difícil no aceptar un resultado avalado por todo un sistema institucional, ese resultado se puede reconocer con las observaciones de que haya un cambio que refleje un nuevo sentir político, que se tenga en cuenta a la oposición. Pero no le corresponde a los países entrar a decir si el resultado les sirve o no, es el resultado de un sistema electoral que funcionó, si hay algo que deba corregirse, pues ahí está la verdad en el sistema y lo deben encontrar las fuerzas políticas venezolanas”, decía Samper en una entrevista con W Radio”.
Como el ex presidente colombiano, hay gente tibia que a estas alturas apuesta por una institucionalidad en la que es evidente el enquistamiento de la corrupción.
Basta contrastar todas las versiones de los medios avaladas por los hechos. A las votaciones de Venezuela asistieron los observadores de la cuerda del régimen chavista, e incluso hasta los propios “amigos” de Maduro se bajaron del “autobús” a última hora. El mismo “Lula” Da Silva, presidente de Brasil, había estado en desacuerdo con unas palabras de Maduro en las que afirmaba que en Venezuela habría un baño sangre en caso de ganar la oposición.
Al otro amigo de Maduro, el ex presidente argentino Alberto Fernández, se le retiró la invitación unos días antes de las elecciones, a tenor de unas declaraciones que no le gustaron al presidente venezolano.
Unas misiones de observadores de la Fundación Jimmy Carter, las Naciones Unidas y la Unión Europea fueron a este proceso electoral. A estas dos se les permitió asistir para realizar funciones técnicas limitadas, lejos de las urnas.
Y lo más inaudito fue la “desinvitacion” de ex presidentes de varios países de la derecha a los que, a último momento, les fue denegado el acceso al país.
En Baleares los venezolanos rondan por los diez mil; hoy por hoy agregando la insularidad son los más afectados por las trabas burocráticas para tramitar su documentación.
Hemos hablado con la gente mayor a la que le han cercenado el derecho a cobrar su pensión, es decir lo ha perdido todo.
No es un secreto que mientras perdure en el tiempo esta miserable coyuntura de opresión, el mundo se seguirá preparando para ver un alud de inmigrantes venezolanos y de otros países en los que la justicia social brilla por su ausencia.