Diego Naranjo es un arquitecto urbanista, especialista en gestión empresarial y magister en administración gerencial. Se autocalifica como un hombre humanista, soñador y con ganas de servir a la comunidad a su nueva tierra de acogida, España. Este colombiano, hoy por hoy también empresario de la restauración, llegó a Mallorca hace un año y medio acompañado de su esposa y su hijo de 9 años, Diego, que en sus palabras es el motor de su vida.
Recuerda su ejercicio profesional en su país de origen como docente en la Universidad Antonio Nariño y asesor de la Gobernación del departamento del Tolima en todos los temas de planes de desarrollo, ordenamiento territorial no solo desde el punto de vista físico sino económico y social.
Paralelamente, Diego sacaba adelante su empresa Naranjo Constructores en el que llevaba proyectos de infraestructura para bancos, unidades residenciales y enfocadas al sector público.
Sin embargo, una de sus pasiones apunta a la política y al humanismo que lleva en el alma. Y es que no es casualidad que desde muy joven haya emergido como candidato a la concejalía de la ciudad de Ibagué.
La política para este padre de familia forma parte de su modelo de vida, y reitera que nació para servir a los demás. Por eso cree que uno de los pilares fundamentales de una sociedad es la seguridad, una de las razones principales por las que emigró de Colombia.
Diego no se muestra optimista respecto al futuro que le depara al país: “debemos analizar el comportamiento demográfico, el social y el económico”, y por añadidura viene el tema de la inseguridad ciudadana.
Una de las muestras de esta problemática se refleja en la migración uno de los pequeños pueblos a las cabeceras municipales como Cali, Medellín, Bucaramanga y Bogotá. En su opinión en estas ciudades se genera una gran demanda de empleo que no se puede sostener.
Asegura que luego viene el siguiente paso que es la migración dos, que apunta a conseguir un destino fuera de Colombia. Por lo general, a su parecer, la gente escoge España por el idioma. “El conflicto que puede tener Colombia es que unas guerrillas con pensamientos marxistas o leninistas traten de conseguir un sector de la población o una derecha radical que no están dispuestas a perdonar los actos atroces de la guerrilla, ni tampoco acuerdo con el norte que está tomando este gobierno, y por lo tanto se pueden generar conflictos de seguridad de índole mayor.
La cuestión es de actitud para desarrollarse en cualquier pa{is, algo que para Diego, “Nos sobra a los colombianos”, pero asimismo le preocupa es que muchos connacionales llegan con la intención de regresar, y en ese sentido piensa que se debe trabajar para ser feliz y no para sacrificarse.
“Nos debemos adaptar a la tierra de acogida, en este caso sentirnos unos mallorquines, más, pasear por sus pueblos, sus calles, conocer los lugares emblemáticos para facilitarnos ese proceso de adaptación e integración”, comenta Diego para añadir que “aquí hay recursos para educación, cultura e incluso en capacitación para las personas que no estén formadas académicamente”.
En ese orden de ideas, recuerda las facilidades que existen para acceder al arraigo por formación teniendo en cuenta lo costosa que es en Colombia.
Al referirse a emerger en el ámbito político balear, el empresario colombiano destaca lo que ha visto en el Ayuntamiento de Palma. “Veo un gran humanismo, nos están recibiendo con los brazos abiertos”, para añadir que “ve al alcalde, Jaime Martínez, un hombre que piensa en el ser humano.
Diego Naranjo acaba de abrir el restaurante La Fonda, cerca de la Plaza Pere Garau que se inaugurar en julio. Dentro de la visión empresarial, junto con su hermano Manuel.
Finalmente, tuvo palabras de elogio para Rafael Arismendy y su equipo de trabajo del consulado de Colombia: “El consulado es un fuera de serie por la magnífica atención y los eficientes servicios que le prestan a los colombianos”.