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Uno de los países latinoamericanos azotado por el coronavirus es Ecuador. Las cifras de fallecimientos aumentan a medida que los medios de comunicación denuncian casos de cuerpos tirados en las calles de Guayas, cuya capital es Guayaquil, que ha llevado la peor parte de los contagios de los contagiados.
Esta provincia abarca la cuarta parte de la población total de Ecuador con tres millones de habitantes. Y no es para menos la preocupación. Al momento de redactar esta noticia, Guayas registraba 1941 de contagios sobre los 2758 que se reportan a lo largo y ancho del país, es decir más del 75% de los casos.
No en vano, a Guayas ya se le conoce s como el “Wuhan de Ecuador”. Los familiares de los fallecidos han arremetido en contra del gobierno en los medios de comunicación y redes sociales denunciando no solo la falta de recursos y materiales para salvar vidas, sino también la lentitud de reacción, a tenor de que algunos fallecidos han permanecido en sus casas varios días sin que nadie haga absolutamente nada.
El Diario el Comercio, uno de los más leídos de ese país contaba que los familiares de las personas fallecidas no saben cómo enterrarlos. Hay casos en los que permanecen con los cadáveres dentro de los domicilios hasta cuatro días y otros los sacan a las veredas para evitar focos infecciosos. Por ejemplo, Damaris Román tuvo que visitar al menos cinco funerarias para encontrar un ataúd para su padre, quien falleció el pasado sábado de un infarto. “Nos decían que no había cajas. Imagínese a uno, en medio de la tristeza, le tocaba hasta buscar esto porque las funerarias simplemente no atendían”.
El citado medio agrega que la Asociación de Funerarias del Puerto Principal admitió que “están desbordados”. Merwin Terán, presidente del gremio, reconoció que los deudos buscan hasta tres días un ataúd. La escasez de los féretros se debe a que los artesanos no pueden comprar madera, tela y pintura, insumos necesarios para fabricar los cofres. También “hay miedo” de contagiarse de covid-19, señala Terán. El personal que labora en los establecimientos se niega a trabajar. Un grupo de estos obreros realiza las formolizaciones de los cadáveres. “Ellos no quieren poner el formol a los cuerpos por miedo del coronavirus”, añadió.
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