Mónica Cubides, es una mujer de 35 de años de origen colombiano, residente en Mallorca desde el año 2007. Lleva más de cuatro meses a la espera de una cita presencial en su centro de salud. “Hace más de un año y medio que estoy tomando pastillas por dolores musculares, sobre todo en la espalda, que se ha irradiado a los brazos y las piernas, y la situación se ha vuelto insoportable”, comenta.
Desde el pasado mes de noviembre, vio insostenible el ritmo que llevaba de tomar medicación para atenuar los dolores, y la única respuesta que recibió por parte de los médicos era de realizar diferentes estiramientos para soltar y relajar la musculatura, pero no notó ninguna mejoría.
Por tanto, en diciembre decidió llamar al médico para pedir una cita y que le hicieran las pruebas necesarias, relacionadas con los síntomas que tiene para intentar dar una solución. Y se la dieron con su médico de cabecera para el mes de febrero del presente año.
En febrero, el mismo galeno llamó a Mónica. Para su sorpresa, la cita fue telefónica. El especialista le comentó que le iba a incluir las pastillas en la tarjeta de la Seguridad Social y que ya la llamarían para la cita presencial, a lo que Mónica insistió en que no quería seguir condicionando su vida a tener que tomar medicación para mitigar los dolores, ya que además, a los síntomas iniciales se habían sumado mareos.
“Al mes siguiente recibí una llamada de otro médico que me dijo que esa cita era telefónica, a lo que le respondí que ya no quería hablar con nadie más por teléfono, y que quería ir presencialmente al médico para que me pudieran tratar”, relata Cubides. En esta llamada, el sanitario le informó que el único hueco disponible era el 27 de abril, a lo que ella respondió resignada que no le quedaba otro remedio que esperar hasta ese día para la cita presencial.
Por el momento ha seguido yendo a la farmacia en busca de antiinflamatorios que le permitan atenuar los dolores hasta que llegue la ansiada cita médica.
¿Qué dicen desde el IB-Salut?
El ente público que garantiza la asistencia sanitaria en las Islas Baleares afirma que la media está en unos dos o dos días y medio, pero que dependiendo del especialista y el centro de salud puede ir desde esos dos días hasta los veinte o veintidós.
Además, el director del IB-Salut, Juli Fuster, comentó en una comparecencia pública que los retrasos en las citas médicas también se debían a las bajas de profesionales por la Covid-19, y que en algunos centros ha sido un número bastante importante.
Por otra parte, en la misma rueda de prensa junto con el director del IB-Salut, compareció la consellera de Salud, Patricia Gómez afirmando que aumentará la inversión en esta área durante los próximos años para que se vea incrementada la plantilla de profesionales en los centros de salud y unidades básicas. Aproximadamente se sumarán 150 nuevos y unos 298 estabilizarán su situación.
