Por Lucía Duque Ríos
Estuvimos con Ernesto Levis Lionel Bichara, un joven empresario argentino de 32 años. Sus años en Sevilla le dejaron bonitas huellas en su corazón durante la niñez, junto a sus padres migrantes y testigos de esta globalización que suma vivencias, oficios aprendidos y enriquecimiento cultural. No en vano la vida nómada de mochilero por el continente suramericano le sirvió para encontrar amigos que sin darse cuenta lo condujeron de nuevo a buscar sus raíces en España.
Llegó a Mallorca hace cuatro años con su guitarra, el mate, su vieja mochila curtida, repleta de emociones y recuerdos. Traía consigo las herramientas necesarias para continuar con el gran legado de su padre: los escenarios de coloridas luces, diseñando sueños para cualquier espectáculo con identidad propia.
Todo esto empezó a finales del 2020, luego de haber salido a la calle tras el encierro. Se fue encontrando con gente que tenía ganas de recuperar sus vidas y conectarse desde un lugar más afable, sin tanta paranoia.
Comenzó a hablar con colegas, descubriendo que les interesaba mucho la propuesta de reunirse y formar encuentros, pero faltaba un modo de conseguir esto con otro sentido.
Ernesto es uno de los que piensa y cree que la cultura es fundamental para poder revitalizar a cualquier pueblo, enriquecerlo y sanarlo. Así nació la idea de crear una nueva asociación para promover y conectar la vida cultural de las Islas Baleares con la intención de colaborar con las personas desorientadas y otras con mucho potencial sin darse a conocer, y entre todos ir mejorando el nivel cívico y social de los nuevos miembros de su entorno.
El proyecto lo inició con su novia, que ha sido su principal apoyo en todo este recorrido. La idea ya venía gestada con base en un festival cultural que fantaseaba con hacer en Ses Voltes, pero lo que hizo realmente que se pusiera en marcha el proyecto fue la inercia después de la pandemia.
Gestionando con profesores, artistas y terapeutas de varias disciplinas se dio cuenta que podrían mostrar y transmitir sus conocimientos, programando eventos con ellos, conciertos, triadas, exposiciones y recuperar la vida que existía antes del COVID. Ahora son un equipo de gente de varias edades, nacionalidades, sexos y modos de ver la vida diferente que convergen armoniosamente, quienes aúnan esfuerzos y corazón, y dicen que solo cuentan con la ayuda de los que aportan su arte y espacios físicos para realizar talleres.
La nueva asociación socio cultural se llamará Tierra y Fuego. Cuentan que ya presentaron la inscripción de la junta directiva y estatutos y están a la espera de la aprobación y el NIF.
Entre sus objetivos está fomentar actividades y proyectos que movilicen el uso del arte y música como herramienta para asegurar el bienestar psicosocial de las personas. También pretenden colaborar en la recuperación y mantenimiento de la cultura urbana.
De la misma manera, pretenden crear una red sociocultural de conexión virtual a nivel mundial y promocionar una vida saludable al igual que promover un estilo de vida respetuoso con el medioambiente y seres vivos.
Además, añaden, que tienen la ilusión de realizar su presentación a mediados de junio en un lugar al aire libre donde puedan montar sus telas, instrumentos y todo lo necesario para el deleite del público que esperan los acompañen y participen de todo el proyecto.