El reciente 12 de octubre se cumplieron 530 años del encuentro de dos mundos. Opiniones para todos los gustos y colores. Sin embargo, este no es un ciclo de la historia atribuible únicamente a España y América.
Los cruces de civilizaciones siempre han resultado traumáticos revestidos de una serie de acontecimientos que la historia desde diferentes ángulos interpreta a su manera.
Aun así con todo y lo que la narrativa deja a merced de opiniones individuales, la mía siempre apunta a un presente en el que la multiculturalidad está ahí, a pesar de que algunos se nieguen a aceptarla y renieguen de la misma.
Guste o no guste, el cruce de mundos no es cuestión solo de la historia, el cruce de mundos lo vemos hoy por hoy y lo seguiremos viendo en este tramo de la humanidad en el que la tecnología arrasa, pero paradójicamente, la involución del pensamiento de algunos gobernantes va de mal en peor, especialmente por la codicia y la sed de poder que causa desgracias, a tenor de absurdas guerras y escenas dantescas en las que en pleno siglo XXI somos testigos de excepción.
El éxodo de personas de sus países de origen hacia otras latitudes es un factor estrechamente ligado a las guerras y a los sistemas dictatoriales que elevan enormemente el riesgo de exclusión y vulnerabilidad.
Visto lo visto, el presente y el futuro de este cruce de mundos seguirá siendo tendencia. Quienes hoy celebran ese encuentro de culturas hace 530 años deben ser conscientes, que por antonomasia, esta coyuntura no es parte de una historia lejana, sino que sigue formando parte del relato de una realidad de la que absolutamente nadie se puede extraer. La coherencia debe ser lineal y no únicamente hablar de invasión en un discurso político para captar votos.
La historia también va de la mano con este presente y se debe interpretar desde todas las perspectivas sociales y no desde intereses políticos o coyunturales con mensajes cargados de odio que solo buscan abrir brechas sociales entre unos y otros, y por qué no mencionar también los trillados discursos paternalistas pro inmigración, que al final vienen siendo más de lo mismo, solo teorías plagadas de ideas maravillosas que terminan en nada.
Sobre este último aspecto, basta con leerse la temática de portada de esta edición sobre los problemas en las oficinas de extranjería y la cantidad de personas que por la lentitud de la administración e inoperancia no pueden regularizar su situación administrativa en España.
La gente que necesita arreglar su estatus migratorio en este país -más de 500 mil- no come de las fotos de los políticos en redes sociales con frases y mensajes bonitos, pero sin ningún tipo de solución concreta que les haga ver la luz al final del túnel.
La inmigración es un tema que no se puede descuidar, decir que en esta comunidad no se necesita una dirección general de inmigración es un desacierto, ahora con mayor razón, cuando acaba de salir un informe del Instituto Nacional de Estadística, “Proyecciones de Población 2022-2072”, que sitúa a Baleares como la comunidad autónoma donde más crecerá la población en los próximos 15 años en un 25%, y en tres años se calcula que la población migrada sume veinte mil más.
Si bien los ciclos migratorios tienen diversas connotaciones sociales a lo largo de la historia, es evidente que quienes toman la decisión de irse de sus lugares de origen lo hacen para buscar un mejor nivel de vida en otro sitio. En definitiva, el cruce de mundos seguirá, máxime con la situación global que vivimos.
Quienes renieguen de la multiculturalidad o los que hablen de predominio de razas o culturas se han extraviado en el umbral del tiempo. Seguiremos divulgando el aporte y la tenacidad de las diferentes culturas que aportan su grano de arena al estado de bienestar.
¡Gracias a todos los que en algún momento han formado parte de nuestra otra historia que comenzamos a contarla un 10 de octubre de 2003, salud!