El año 2009, ante el vacío asistencial existente, el Govern de les Illes Balears, a través de la Conselleria de Asuntos Sociales, puso en marcha un servicio específico para atender a menores víctimas de abuso sexual infantil cuando las familias son protectoras. Hasta ese momento, la atención se limitaba a aquellos casos de familias y progenitores no protectores en el que los menores pasaban a ser tutelados por los consells insulares y estas instituciones actuaban, y actúan dentro de su competencia, terapéuticamente sobre ellos.
Un estudio de la ONG Save the Children en 2017 ponía en valor este servicio, siendo las Illes Balears una de las pocas comunidades que contaban con recursos especializados públicos para atender a menores y adolescentes víctimas de abusos sexuales con familias protectoras.
El nuevo servicio, la Unidad Terapéutica de Abuso Sexual Infantil (UTASI), se puso en marcha con dos psicólogas y hoy en día ya cuenta con cinco los profesionales. Los casos vienen derivados de los consells, que llevan a cabo la valoración del caso, o por el sistema judicial, con una valoración de familia protectora.
Desde el año 2009 en la UTASI se han atendido 681 casos que, dependiendo del caso concreto, necesitan distinto número de sesiones terapéuticas.
Tal y como explica una de las psicólogas terapéuticas de la UTASI, Carmen Ruiz, «con los más pequeños trabajamos más desde la prevención, con juegos, y tenemos instalaciones adecuadas para trabajar con ellos, y con los adolescentes trabajamos más desde la parte más cognitiva porque ellos entienden mejor qué ha pasado». Se trabaja en cuatro áreas de la personalidad: la cognitiva; el emocional «porque estos niños tienen sensación de culpa, de mucha rabia o mucha tristeza por lo que ha pasado»; la física; y la conductual «porque cuando hay una situación traumática quedan afectadas estas áreas», comenta.
El equipo de terapeutas crece año tras año porque cada vez se detectan más casos. Se atienen niños desde los 2 años y hasta los 18 y se les acompaña, además, en todo el proceso judicial. Además de las cinco psicólogas, este año se ha puesto en marcha una bolsa de trabajo de psicólogos para aquellos menores que requieren de una menor intervención terapéutica y así dar salida a las necesidades.
«Cada caso que entra en UTASI es totalmente único, con su situación, sus características, de cuándo y cómo ha pasado, qué familia y red tienen estos menores». «No podemos trabajar con los menores si la familia no está implicada con toda esta terapia. Trabajamos también con toda la red de los menores porque encuentren una normalidad después de lo sucedido», añade.
Una joven víctima de abuso sexual explica que hacer la terapia la ha ayudado a cambiar su vida: «aporta mucha tranquilidad porque llegué histérica, con muchos prejuicios por terapias anteriores que no me habían ido bien. Llegué con mucha ansiedad, mucho miedo y muy reacia a todo lo que sería la terapia».
«He bloqueado todo el recuerdo y el suceso durante muchísimos años, y hasta entonces no lo había exteriorizado ni hablado y cuando empecé la terapia fue una liberación muy grande. El momento en el que lo explicas lo medio aceptas… Una frase que tengo tatuada en la mente es que no se trata de lo que te pasó, no eres lo que te pasó, te ha pasado pero no te define. No se trata de evitarlo, evadirlo o aceptarlo, sino saber que te ha pasado y que no te afectará y hacer todo lo posible para que no te afecte en tu día a día», argumenta.
La consellera Fina Santiago valora que «es una situación muy conflictiva y, por lo tanto, necesitamos este tipo de unidades de tratamiento terapéutico tan especializado, porque si no tratamos a estas niñas y menores abusados su sexualidad futura puede estar absolutamente impregnada por este hecho y para tener personas felices es necesario invertir en estos servicios».
«Será un proceso largo: muchas emociones, mucho dolor, remover el pasado… habrá alegrías, porque lo superarás, no vivirás con esto toda la vida, a pesar de que estés mucho tiempo, unos más, otros no tanto… porque es muy personal. Los terapeutas se implican mucho contigo y es como un flotador y sales… porque cuando te pasa piensas que no volverás a ver nada más que esto. Pero sí, hay mucho detrás y queda mucho para vivir, y lo vivirás», concluye la víctima.
