El 10 de octubre de 2003 salía a la calle la primera edición de Baleares Sin Fronteras. Para quienes no conocen la historia de esta publicación comentar que fue una idea editorial importada de New York, este periodista, ocupaba el cargo de redactor en el también periódico gratuito Noticia Hispanoamericana.
Los dos años de experiencia en esta publicación de 1999 al 2001, me ofreció una visión más amplia de los movimientos migratorios alrededor del mundo, y qué mejor que haberlo vivido en mis propias carnes en un país de inmigrantes, en el que como me atrevo calificarlo como una “tierra de todos, y a la vez, una “tierra de nadie”.
Muy pocos se pueden atribuir en el país del “Tío Sam” una identidad cultural absoluta, o tirar del árbol genealógico para demostrar que sus ascendientes hasta tercera o cuarta generación son originarios de allí.
El trabajo que realizábamos en Noticia Hispanoamericana apuntaba a lo positivo, a proyectar el mejor rostro de la inmigración representada en prósperos empresarios, en hablar de las asociaciones de comunidades de países que fortalecían la imagen de sus representados a través de los eventos a los que les dábamos cobertura informativa, a resaltar el entusiasmo de los estudiantes, la pujanza de los profesionales, las virtudes de los artistas y los logros de los deportistas.
La verdad que la experiencia resultó reconfortante y marcó el inicio de lo que sería Baleares Sin Fronteras a mi llegada a Mallorca. En 2001, por motivos familiares llegué a la Isla y poco a poco fui conociendo los tópicos culturales y características de la sociedad de acogida a donde iba a vivir. Aunque si bien existía una publicación de la que fui director por tres meses antes de que se cerrara, Planeta Latino, sentía ese vacío y siempre se me venía a la mente la línea editorial de Noticia Hispanoamericana.
Me costaba admitir que en una comunidad multicultural como la balear en la que el 25% de la población es extranjera, escasearan las noticias positivas de la gente emprendedora, de los trabajadores que llegaban a aportar desarrollo con su mano de obra, de profesionales de la salud, especialmente cuando acudía a una consulta en los centros de salud en donde proliferaban los acentos cubanos, colombianos, peruanos… muchos médicos latinoamericanos, sin embargo, era muy poca la prensa que se le daba y aún se le sigue dando, las noticias positivas no interesan.
A mediados de 2003 trabajaba como free lance para el periódico El Mundo, y luego de que Planeta Latino cerrara para siempre, decidí emprender la aventura de Baleares Sin Fronteras que en esta edición cumple quince años. Ha sido un camino difícil de recorrer, sobre todo cuando con un proyecto desconocido, recuerdo la llamada de una regidora del Ayuntamiento de Palma. Me decía que veía muy complicado la acogida de una publicación de esas características (inmigración). Sin embargo, nunca claudicamos, ya había incorporado a un pequeño grupo de trabajo que ha ido rotando hasta llegar a la decena y media de años.
Ya lo que viene se lo imaginarán: la terrible crisis de hace ocho años y el surgimiento del poder mediático de las redes sociales. Aun así nos hemos caído a la lona pero nunca nos ha sonado la campana, aunque hayamos estado groguis y a punto de tirar la toalla, siempre nos hemos levantado para seguir dando “guerra”, con esta publicación llegamos a las 329 ediciones quincenales ininterrumpidas.
Mil gracias a mí siempre compañero incondicional de travesía, Cristian Guardia, a mi esposa Pierina, a David Zurita y a todos quienes han pasado por esta empresa periodística, a los lectores, a los amigos y a la empresa privada que sigue apostando por nosotros. Una mención especial a quienes desde sus cargos políticos en estas ya casi cuatro legislaturas han considerado a nuestro medio una plataforma para dar a conocer cada uno de los programas y actividades emprendidas en aras de la buena convivencia.
Dedicado a Paula e Isabella, dos bellos motivos para seguir adelante.