Extremadamente preocupante la situación que se vive a nivel mundial. El recrudecimiento de la violencia ya no solo toca a la puerta de países del tercer mundo, está a la vuelta, incluso de nuestra propia casa. Quienes hemos emigrado de nuestros países, en algunos casos, huyendo de la inseguridad y los actos de barbarie que hemos vivido en nuestras propias carnes, asistimos perplejos a una época en el que la degradación del ser humano se eleva a su máxima potencia.
Horrorosos actos como los de Niza, Paris y al cierre de esta edición el asesinato de un sacerdote en una iglesia de Normandía son episodios dantescos propia de la sevicia, la inclemencia, la maldad y el ensañamiento de gente que no lucha por ninguna causa, solo pretende sembrar el terror por ideales religiosos y políticos, que a mi criterio siempre han sido los dos males necesarios de la humanidad.
Respetando a los creyentes y ateos, las guerras y los conflictos bélicos a través de la humanidad siempre se han presentado por diferencias políticas o fanatismos religiosos los cuales representan un lucrativo negocio para quienes viven de esto o manipulan a su antojo y conveniencia las mentes de los más débiles. Y cuando me refiero a débiles matizo en personas desarraigadas del entorno familiar y social que no están dispuestas por su propio medio de vida a integrarse en el núcleo normal de una sociedad, sea occidental o cualquier otro tipo de civilización.
En este caso los valores y principios no entienden de religiones ni de ninguna ideología. Con los tiempos que corren, el avance de la tecnología contrasta con la intolerancia, la falta de respeto por la opinión del otro y en definitiva con carentes sentimientos de solidaridad para con el prójimo.
Es tal la descomposición de los valores que no es para nada exagerado afirmar que Europa es un continente en el que hoy por hoy está en guerra. Es un tipo de guerra diferente a las del pasado, pero al fin y al cabo una guerra con diferentes procedimientos que desde luego van de la mano con el avance de la tecnología y la utilización de las redes sociales para gestar malévolos planes de atentados. Es una guerra que anteriormente veíamos a la distancia cuando leíamos los cientos de muertos en Kabul, en Bagdad o Teherán, era algo que no tenía que ver con nosotros y lo observábamos con indiferencia ahora, el tema está cambiando.
Me gustaría estar equivocado al afirmar que la tendencia en Europa y Estados Unidos es el fortalecimiento de la extrema derecha, mientras que en el otro bando la radicalización parece estar tomando fuerza, especialmente entre los grupos de población joven con grandes problemas de adaptación a la sociedad y serios problemas en el entorno familiar como lo decía anteriormente.
Los encargados de dirigir el destino político de España sea cual sea su posicionamiento ideológico ya deben mirar a su alrededor, es el momento menos oportuno para egoísmos y zancadillas, afuera están pasando cosas muy graves, no estamos para salir a tirar cohetes al aire y a seguir con la misma prosa de siempre de los mismos con las mismas.