Por Ivis Acosta Ferrer
Virginia Mercedes es una fotógrafa, realizadora y productora audiovisual argentina afincada en Mallorca que acaba de ganar la friolera de trece premios en siete festivales internacionales con su cortometraje Karina en azul. Nacida en Buenos Aires, creció rodeada de dificultades en un entorno desfavorable en el conurbano bonaerense, pero su temperamento la llevó a emigrar de Argentina con apenas 22 años y desde entonces ha vivido en Suiza, Alemania y España. Su principal ocupación es ser madre, pero además es fotógrafa, community manager y creadora de contenidos para numerosos artistas independientes. Por si fuera poco es ganadora del Poetry Slam Mallorca 2023, y participa como improvisadora teatral en proyectos como Visitas Impro y Escena 101.
BSF: ¿Desde cuándo irrumpe en el mundo audiovisual?
V.M.: De joven, en Argentina quise estudiar cine, pero me dijeron que era una carrera para gente rica, y no me lo podía permitir. Entonces me planteé la alternativa -la única que nos queda al proletariado- de trabajar, así con 14 años comencé mi vida laboral. En 2006, viviendo en Alemania, pude ahorrar un dinero, volví a Argentina y grabé un cortometraje que tenía que ver con la violencia familiar -era la vida que yo conocía y quise plasmar esa experiencia- aquel material nunca lo edité ni llegué a estrenarlo. En 2007 empecé a estudiar fotografía que era la versión que yo me podía permitir de arte.
BSF: Y de la fotografía al audiovisual, ¿cómo fue ese salto?
V.M.: Hace dos años comencé un curso de guión y producción cinematográficos con una tutora desde Argentina. Más tarde, artistas independientes de la isla me pidieron ayuda para producir sus audiovisuales y, coincidentemente, me llamaron para producir un videoclip musical de un dúo alemán que se rodó en Mallorca. Ahí empecé a meterme más en ese mundo. Ese vídeo fue seleccionado para el Mallorca Evolution Film Festival y al año siguiente, cuando vinieron los músicos para el festival, con la actriz del videoclip grabamos Karin en azul…
BSF: Ahóndenos más sobre este cortometraje.
V.M.: Básicamente consistió en una charla íntima sobre nosotras, sobre esto del arte, nuestras inseguridades, el cuerpo, el ser mujer… Lo publiqué y envié a varios festivales y fue seleccionado por siete de ellos y en total ha ganado 13 premios. Son festivales pequeños e independientes: en Kuwait, en Singapur, en la India… se trata de un pequeño cortometraje documental sin una gran producción.
BSF: Tengo entendido que también ha quedado seleccionada con un videoclip de la cantautora uruguaya Marcella Ceraolo para el Evolution Mallorca Film Festival…
V.M.: En noviembre del año pasado Marcella me comentó que tenía una idea con una canción muy bonita titulada Almas. A mí la canción me gusta mucho y ella me dijo cómo quería que se viese. Entonces dije: “bueno, lo hacemos”.
BSF: Algo así como “sujétame el cubata”…
V.M.: Soy de las que dicen: “si lo quieres hacer, hazlo, no va a venir nadie a hacerlo para ti”. Cuando era pequeña, por ejemplo, mi casa era una chabola sin baño, entonces yo me puse a hacer el baño, a pegar los azulejos. He ido haciéndolo todo de manera autodidacta y diciendo: “Sí, vamos a hacerlo”. Antes no tenía los equipos y de a poco fui comprando una cámara mejor, un ordenador mejor para editar y así poco a poco. Si lo quieres hacer, hazlo. Por eso cuando vine de Argentina a España fue como “Ah vale, ya estoy acá, esto es todo”, entonces me fui a Alemania y ahí aprendí a hablar alemán, porque no me parecía suficiente desafío.
BSF: ¿Qué considera que le ha aportado Argentina a su carrera profesional?
V.M.: Creo que los argentinos, -los latinoamericanos en general- tenemos un instinto de supervivencia y una creatividad supradesarrollada. Por el entorno donde vivimos, estamos entrenados en modo jungla, como que entrenamos con el doble de peso y cuando venimos todo nos parece más fácil, incluso nos sentimos frenados pues acá todo va más lento.
BSF: Es positivo lo que dice…
V.M.: Sí, pero estás con una intranquilidad constante, una sensación de que todo puede ir a peor, yo tengo todo el tiempo esa sensación. Es un trauma que se trae, como que tienes el suelo de barro. Yo arrastro el trauma de si estoy haciendo lo suficiente. Esta mañana me levanté y me puse a escribir. Estoy trabajando en un libreto de animación que tiene que ver con los estados de ánimo. Y es como: “No me da el tiempo”. Entonces me levanté una hora más temprano y me senté en el ordenador para retocar un capítulo.
BSF: ¿Los premios, le han permitido dedicarse a su arte?
V.M.: No. Me lo permite el subsidio de desempleo. Entiendo que tengo que invertir tiempo en mi arte, porque si no nadie va a venir a golpearme la puerta, a darme dinero, porque sí.
BSF: ¿Ha incursionado en algún otro proyecto?
V.M.: Sí; mandé un guión de documental a un concurso, estoy haciendo fotos y contenidos para el espacio Escena 101, improviso en la obra Visitas donde también ayudo con las redes e iluminación. Me estoy preparando para la final española de Poetry Slam en Octubre, y en ese mismo mes será la presentación del videoclip “Almas”. Estoy criando a mi hija, que es mi labor más necesaria sobre el planeta. Y sigo presentando el cortometraje Karin en azul…
BSF: ¿Cuál diría que es su leit motiv?
V.M.: Miles de motivos; antes me preocupaba mucho agradar y sentía que las cosas que tenían que transmitir no eran suficientemente grandes o importantes para hacer arte acerca de eso.
Un día subí al escenario Poetry Slam donde hasta el momento todo eran hombres con un poema humilde y muy personal; cuando bajé se me acercó una chica y me dijo: “Me gustó esto que dijiste” Y entonces me di cuenta de que cuanto más personal es lo que hago, más gente se identifica. No tengo que encontrar una causa mundial. Desde entonces cada vez que una chica se subía al escenario del Slam, cuando se bajaba, yo le decía: “me gustó, qué bueno, que viniste” Y ahora son mayoría de mujeres…
Cuando hago improvisación, lo mismo, al principio decía: “tengo que ser muy graciosa, mi parlamento tiene que ser el más inteligente, mi personaje tiene que ser el mejor” y cuando dejé de buscar eso y decir bueno, ¿qué quiere decir este personaje de verdad? Me empezó a ir mejor. Lo mismo cuando escribo canciones. La necesidad de contar cómo me siento es mi leit motiv.