La consellera de Presidencia y Administraciones Públicas, Antònia Maria Estarellas, ha hablado del peso de las Illes Balears en Europa y de los retos a los que se enfrenta nuestro archipiélago en materia social, económica y medioambiental, entre otros.
Antònia Maria Estarellas ha aprovechado su intervención en la mesa redonda sobre insularidad celebrada en Bruselas en el marco de la Semana Europea de las Regiones y Ciudades para reivindicar la discontinuidad territorial y la situación periférica que sufren las islas y los archipiélagos que forman parte de la Unión Europea. Una situación, ha explicado Estarellas, que se ha agravado a causa de las crisis provocadas por la pandemia de Covid-Sars19 y la invasión de Ucrania que amenazan con ampliar la brecha entre las islas y el continente en términos sociales, económicos y medioambientales.
Estarellas ha explicado que la insularidad afecta a varios ámbitos. En lo social, en la previsión de servicios esenciales como la educación, la salud, el agua, la energía o los residuos.
Por lo que respecta al económico, uno de los grandes retos para las Illes Balears es hacer frente a los obstáculos que supone la libre circulación de personas, profesionales, bienes y servicios. Las economías insulares dependen del transporte marítimo y aéreo, con costes adicionales de consumo, bienes de capital y mercancías. La consellera de Presidencia ha señalado que el aislamiento de Baleares provoca una «mayor carestía de vida que se traduce en una reducción del atractivo para muchos profesionales».
Desde el punto de vista medioambiental, Antònia Maria Estarellas ha puesto en valor que en las Illes Balears «tenemos la suerte de contar con ecosistemas endémicos ricos» pero ha añadido que son ecosistemas también «frágiles» debido a las especies invasoras, el aumento de las temperaturas y las menores lluvias que amenazan la flora y la fauna endémicas, y afectan negativamente al trabajo de nuestros payeses. Además, la consellera Estarellas ha explicado que las Illes Balears están conectadas sólo parcialmente a las redes energéticas continentales y, por tanto, necesitan sistemas de reserva costosos. Una problemática que ha dicho «vemos resuelta en parte gracias a la iniciativa de la Comisión Europea: Clean Energy for EU islands (Energía Limpia para las Islas Europeas) que nos facilita la transición energética». Antònia Maria Estarellas, pero ha asegurado que esto no es suficiente porque se trata de «excepciones». Las iniciativas europeas, ha aseverado, siguen a menudo la regla One-Size-Fits-All, es decir, de enfoque único frente a la diversidad territorial (por ejemplo, cuando se trata del transporte aéreo o marítimo, de la normativa de minimis o de las redes transeuropeas de transporte, de energía y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).
Por todo ello, Estarellas cree que es necesario revisar si las políticas de la Unión Europea dirigen los retos y oportunidades de las islas de forma adecuada. Este año hace veinticinco años que se logró el primer reconocimiento de la insularidad en el Tratado de Ámsterdam y «desde el Govern seguiremos pidiendo para las iniciativas europeas una evaluación de impacto para los territorios con dificultades geográficas permanentes, como por ejemplo las Illes Balears», ha señalado la consellera de Presidencia y Administraciones Públicas.
En la mesa redonda celebrada esta mañana, Antònia Maria Estarellas ha coincidido con la eurodiputada Rosa Estaràs i el eurodiputado francés Younous Omarjée, impulsor de la Resolución sobre Islas y Política de Cohesión aprobada en el Parlamento Europeo en la cual se establecía un diagnóstico sobre las desventajas que padecen las islas en Europa y se solicitaba a la Comisión Europea y a las instituciones europeas un tratamiento específico con el fin de poder superar las desventajas del factor insular.