Por OCU
Se las conoce como moscas volantes o moscas flotantes, aunque su nombre médico es miodesopsias. Se trata de un término de origen griego que puede traducirse como visiones con forma de mosca. Otras personas las describen como motas de polvo dentro del ojo, como puntitos, manchitas o hebras. La manera de describirlas varía tanto como las personas que las presentan.
Se las llame como se las llame de lo que hablamos es de pequeñas formas que uno ve flotar en su visión, con la particularidad de que no están fijas, sino que se desplazan ligeramente con la inercia de los movimientos oculares. No impiden la visión, y de hecho uno se acostumbra a ellas, aunque en algunos momentos concretos resultan más perceptibles que en otros.
¿Por qué aparecen?
Suelen ser producto del envejecimiento, pero también puede haber otras causas.
Lo más habitual, por condensaciones del vítreo
Estas miodesopsias son muy frecuentes y se deben, en la inmensa mayoría de las ocasiones, a pequeñas condensaciones que se forman en el humor vítreo, un proceso de carácter benigno que sucede con el paso de los años.
El humor vítreo es una sustancia gelatinosa que rellena por dentro el globo ocular y que ocupa la mayor parte de su volumen, dándole soporte y consistencia. Con el paso de los años, se deshidrata y da lugar a estas condensaciones o moscas, que interrumpen su transparencia natural.
Otras posibles causas de miodesopsias
Otros procesos que afectan al humor vítreo y dan lugar a miodesopsias son:
- Las hemorragias en el interior del globo ocular, frecuentes en personas diabéticas.
- Las lesiones oculares o los procesos inflamatorios que suceden en el interior del globo ocular, como las denominadas uveítis.
Una uveítis es una inflamación de una de las capas del ojo, llamada úvea, que a su vez se compone del iris, el cuerpo ciliar y la coroides (entre la retina y la esclerótica). Es la capa más ricamente vascularizada del globo ocular. No obstante, en el caso de las uveítis y de otros procesos inflamatorios suelen aparecer otros síntomas característicos, como enrojecimiento ocular, dolor o sensación de cuerpo extraño en el ojo.
¿Cuándo debemos preocuparnos?
Las miodesopsias o moscas volantes en algunos casos constituyen el indicio de un problema ocular que puede ser más serio. Por eso es importante saber cuándo hay que preocuparse y acudir al médico. Los signos de alarma son los siguientes:
- Si las moscas aparecen de forma brusca, sobre todo si son muchas, sin que nunca antes nos hubiéramos percatado de su existencia.
- Si cambian significativamente de apariencia: se hacen más grandes, más densas, más oscuras…
- Si permanecen absolutamente fijas, como “clavadas”, sin que se desplacen, aunque sea ligeramente.
- Si aparecen acompañadas de otros síntomas, como:
- visión de destellos, deslumbramiento, pérdida de agudeza visual, etc.
- pérdida de visión u oscurecimiento de un segmento del campo visual.
Cuando las moscas volantes se acompañan de este tipo de síntomas o signos de alarma, pueden ser el aviso de un problema mayor, como un desprendimiento del vítreo o, lo que es peor, un desprendimiento de retina.
Desprendimiento del vítreo
Un fenómeno que puede dar lugar a moscas volantes es el desprendimiento del vítreo, que también se asocia al envejecimiento, pero al que merece la pena prestar algo más de atención que a las simples condensaciones.
Se debe a que, con el paso de los años, el vítreo pierde agua, se vuelve más fibroso, se contrae y se separa de la retina, que a pesar de todo se mantiene en su sitio.
En sí mismo, un desprendimiento del vítreo no es especialmente preocupante, pero cuando se detecta conviene estar alerta porque en ocasiones, al separarse de la retina, el vítreo somete a tensión a la retina y la desgarra, o, en el peor de los casos, da lugar a un desprendimiento de retina, que consiste en la separación de la retina de su posición normal y requiere atención medica urgente.
Desprendimiento de retina
De los cuadros que pueden dar lugar a la visión de formas o cuerpos flotantes, el más serio es posiblemente el desprendimiento de retina, que ocurre cuando una parte de la retina se separa de la coroides, la capa subyacente. Grandes miopes, diabéticos y personas que han sufrido un trauamtismo ocular son más proclives a sufrirlo, aunque puede aparecer en cualquier persona.
El desprendimiento de retina no produce dolor o enrojecimiento, sino síntomas visuales que al principio pueden no llamar mucho la atención: miodesopsias, visión borrosa, visión de luces… Conforme el desprendimiento avanza, la persona describe como si un velo, una cortina o un telón cubriera parcialmente la visión de un ojo. Pero cuidado: solo si el desprendimiento afecta a la parte central de la retina se manifestará como una pérdida importante de la visión. No siempre es así, y si el desprendimiento ocurre en una parte periférica de la retina puede que al principio no llame demasiado tu atención.
Una pista importante es que el defecto visual ocurre en un ojo (el que está sufriendo el desprendimiento), no en los dos. Este dato permite diferenciarlo, por ejemplo, de algunos fenómenos visuales que acompañan a las migrañas, que afectan a una zona del campo visual independientemente de que se mire con uno u otro ojo.
Cualquier sospecha de desprendimiento de retina debe ser valorada de forma urgente por un oftalmólogo, que determinará el tratamiento a seguir según las características del desprendimiento y las circunstancias de la persona.
El tratamiento puede incluir el sellado de la retina mediante láser, crioterapia u otras técnicas, así como la inyección de una burbuja de gas dentro del ojo que ayuda a la retina a reposicionarse; o incluso la colocación por fuera del globo ocular de un cerclaje, una especie de banda que comprime la esclerótica y ayuda a la retina a reasentarse en su posición.