Ha advertido de que, sin apoyo adicional y urgente, el brote de viruela símica (mpox) declarado recientemente podría ser devastador para la población refugiada y desplazada de la República Democrática del Congo (RDC) y de otros países africanos afectados.
En la provincia de Kivu del Sur de la RDC, una de las regiones más afectadas por el mpox, se han identificado al menos 42 casos sospechosos entre la población refugiada. También se han registrado casos confirmados y sospechosos entre la población refugiada de la República del Congo y Ruanda.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay más de 18.000 casos sospechosos y 615 muertes hasta la fecha en la RDC, y más de 220 casos de la nueva cepa, tipo 1b, en países vecinos de la RDC.
Se están notificando casos sospechosos en las provincias afectadas por el conflicto que acogen a la mayoría de los 7,3 millones de personas desplazadas internas de la RDC. En estas zonas, el virus amenaza con agravar una situación que ya es imposible para una población devastada por décadas de conflicto, desplazamientos forzados, violaciones de los derechos humanos y falta de asistencia internacional.
Para quienes huyen de la violencia, aplicar muchas de las medidas de prevención del mpox supone un enorme desafío. A lo largo de los años, la violencia y los ataques cíclicos, agravados por las catástrofes naturales, han llevado a la población desplazada a albergues superpoblados, con instalaciones de agua y saneamiento deficientes y servicios saturados. La inseguridad ha dejado muchas zonas aisladas de la asistencia humanitaria.
Las familias desplazadas que viven hacinadas en escuelas, iglesias y tiendas de campaña en los campos de los agricultores no tienen espacio para aislarse cuando desarrollan síntomas de la enfermedad. El personal de ACNUR ha descubierto que algunas personas afectadas intentan diligentemente seguir las medidas preventivas y proteger a sus comunidades durmiendo al aire libre. Una dieta equilibrada también es importante para la recuperación, una realidad fuera del alcance de muchas de las personas desplazadas que subsisten con escasas raciones de comida. Las pruebas rápidas de los casos sospechosos son fundamentales, pero en las zonas inestables del este de la RDC, los riesgos de seguridad y las tortuosas rutas necesarias para hacer llegar las muestras a un laboratorio suponen retrasos, por lo que los resultados de las pruebas no pueden utilizarse eficazmente para romper las cadenas de transmisión.
En colaboración con las autoridades de salud nacionales y con la OMS, ACNUR y sus socios han reforzado los puntos de lavado de manos en los espacios públicos de los campamentos de refugiados y centros de tránsito, y han ampliado las medidas de preparación y respuesta del sistema de salud, incluidos los controles a la entrada de los campamentos de refugiados afectados.
En los países donde se han confirmado o sospechado casos entre la población nacional, se han lanzado actividades de información y sensibilización para garantizar el acceso a información precisa en los idiomas hablados por las comunidades desplazadas, pero la escala a la que está evolucionando el brote significa que no hay suficientes trabajadores de salud comunitarios para cubrir las necesidades.
ACNUR reitera que es crucial garantizar la plena inclusión de las personas refugiadas y otras personas desplazadas por la fuerza en las medidas nacionales de preparación y respuesta para hacer frente a esta emergencia de salud pública, desde el seguimiento y la preparación hasta la atención médica. Sigue estando disponible para apoyar los planes nacionales de preparación y respuesta en los países afectados y en riesgo. Y elogió a la RDC por haber integrado ya a las personas refugiadas en sus planes nacionales de preparación y respuesta a la salud.