Los eurodiputados han votado el 15 de junio la reforma de la normativa sobre la denominada “tarjeta azul”, que tiene como objetivo atraer a trabajadores altamente cualificados a la UE.
La UE necesitará alrededor de un millón de profesionales sanitarios para 2020. Europa envejece, según los últimos datos demográficos, por lo que será esencial que utilice los beneficios potenciales de la inmigración y que siga siendo un destino atractivo para los trabajadores.
La comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo ha votado un informe sobre la reforma de la normativa sobre la llamada “tarjeta azul” que establece los criterios de entrada y residencia de trabajadores altamente cualificados procedentes de países que no pertenecen a la UE.
Las nuevas reglas buscan hacer más fácil y atractivo para los nacionales de países terceros venir a trabajar a la UE. “La tarjeta azul no muy conocida actualmente y no está muy bien publicitada por los Estados miembros”, reconoce el responsable de la tramitación parlamentaria de la medida, el socialdemócrata británico Claude Moraes, también presidente de la comisión de Libertades Civiles.
Moraes explica que algunos países prefieren usar su propio sistema nacional y otros sencillamente no utilizan la tarjeta azul para la entrada y residencia de trabajadores cualificados.
REQUISITOS
En la actualidad para solicitar una tarjeta azul, además de no proceder de ningún país de la UE, el trabajador debe contar con estudios o experiencia profesional, así como con un contrato de trabajo o una oferta.
La reforma bajará el umbral salarial, contratos más cortos (ahora se exige un contrato de al menos un año para poder recibir una tarjeta azul), y extiende el esquema a beneficiarios altamente cualificados de protección internacional.