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jueves, octubre 10, 2024
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    Amnistía Internacional denuncia la degradación del servicio de Atención Primaria en Madrid ante la segunda ola de contagios

    A.I.

    La degradación del servicio de Atención Primaria, ya deteriorado como consecuencia de las políticas de austeridad que marginaron de manera especial a este servicio en la última década, está llegando en Madrid a unos niveles tan preocupantes que provocan un riesgo en el derecho al acceso la salud en la Comunidad. Pacientes que quedan desatendidos como consecuencia de listas de espera que pueden llegar hasta las dos semanas, personas con enfermedades crónicas que reciben un tratamiento menos pormenorizado del que requieren, y profesionales sanitarios completamente desbordados por tener que atender a entre 45 y 100 pacientes al día y cuyas bajas por enfermedad o vacaciones no se cubren, son algunas de las consecuencias de la falta de inversión en atención primaria, la puerta de entrada del sistema sanitario que está ahora recibiendo la mayor carga de una segunda ola de contagios.  

    Amnistía Internacional denuncia que, aunque la situación es preocupante a nivel general en todo el país ante la segunda ola de contagios de COVID-19, en Madrid, la comunidad con mayor nivel de incidencia acumulada (710 casos por cada 100.000 habitantes según los últimos datos de Sanidad a fecha de cierre de este comunicado), el servicio de Atención Primaria está perdiendo su capacidad para garantizar el derecho a la salud. Navarra le sigue a Madrid en nivel de incidencia, con 673 casos por cada 100.000 habitantes.

    “Aunque el déficit de personal es general, la atención primaria en Madrid corre el riesgo de dejar sin acceso al derecho a la salud  a muchas personas en un sistema que puede colapsar si no hacemos algo por evitarlo”, asegura Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España.


    Una carga excesiva


    La mayor parte del personal sanitario consultado por la organización coincide en señalar la carga de pacientes que tienen que atender al día, algo que ya había aumentado en exceso en la última década tras los recortes sanitarios, pero que ahora con la pandemia, resulta desproporcionado. “Antes de la pandemia teníamos seis minutos por paciente, ahora mismo los están citando cada tres minutos aproximadamente. Pero es que cuando una persona termina de explicar qué le duele, cómo se siente, tú le tienes que hacer preguntas y eso, en tres minutos, no da tiempo”, señala  Nelson, médico de familia residente de cuarto año en el centro de salud San Fermín, Usera.

    Los profesionales atienden, entre llamadas telefónicas, presenciales y algunas visitas domiciliarias, a un número que oscila entre 45 y 100 pacientes al día. Jorge, otro médico de Villaverde, señalaba a la organización: “Puede parecer que 50 pacientes al día son pocos, pero si lo piensas, es una animalada, porque si multiplicas 50 por 10 minutos, que es lo que deberíamos atender a cada uno como media, son 500 minutos. Es decir, son casi nueve horas sin levantarte de la silla. Todo lo que pasa de 30 pacientes al día es excesivo. Porque hay algunos que te llevan un minuto, pero otros te llevan 45”.

    Otras profesionales, como Berta Herranz, médica de familia en Parla, Madrid, señalan que reciben entre 210 y 230 llamadas al día. “Eso nos tiene desbordados y hace que haya días en los que se queden sin responder unas 150 llamadas porque solo hay un médico al teléfono“, lamenta.


    Pesadillas con las listas de espera


    A las largas listas de espera, que varían desde los dos días hasta las dos semanas, se añade también el hecho de que las líneas telefónicas están en muchas ocasiones saturadas. “Como consecuencia de que la línea de teléfono estaba saturada y no conseguía acceder para pedir una cita y tenía miedo a venir al centro por si se contagiaba, tuvimos el caso de un chico que había tenido una ceguera parcial de un ojo. Estuvo quince días con esa ceguera y para cuando le llamó su médico ya se le había pasado”, relata Dani Blanco, de un centro de salud en Vallecas.


    Bajas y vacaciones sin cubrir


    Ante esta situación, en la que los y las profesionales sanitarios, se encuentran desbordados, tampoco se están cubriendo una buena parte de las bajas por enfermedad o vacaciones. Es algo en lo que coincide la mayor parte del personal entrevistado por la organización, que señala que, a pesar de que muchos profesionales han enfermado con la pandemia, en un país con uno de los mayores índices de profesionales sanitarios afectados del mundo (más de 63.000), tampoco se cubren muchos de aquellos que, por edad o por riesgo, no pueden atender casos de COVID.19 ni hacen visitas domiciliarias por la misma razón.

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