Por Juan Pablo Blanco A
La figura de Miguel Sánchez no podría pasar desapercibida en épocas tan complejas como las que vivimos. Si su aporte solidario a la sociedad es conocido en momentos de normalidad, pues con mayor razón, su vena humanitaria ha salido a flote cuando más se le necesita. Y es que desde que comenzó la pandemia, Miguel y su esposa Sonia no han escatimado esfuerzos para llevar comida a los más necesitados.
La ONG de la que es el responsable, “Ayuda a tu Gente”, recibió el permiso de circulación del Govern balear para que se pueda movilizar por Palma y Calvià. Dos veces a la semana reparte alimentos a personas que duermen en la calle. Resulta inverosímil en el estado de alarma, pero sí que es verdad, a tenor de las palabras de este voluntario, “Hay gente que duerme en las calles aún estando en estado de alarma”, afirma Miguel.
Aunque cueste trabajo creerlo, Miguel comenta que en estas circunstancias hay personas que se niegan a ir a polideportivos o a centros de acogida a dormir. “He visto dramas humanos en diferentes puntos de Palma como el Molinar, cerca a Plaza España, General Riera y Gomila”, para agregar que cada quien es un mundo diferente y hay personas a las que no les importa estar solas, o incluso, en el Parque Pokémon al finalizar las Avenidas encontrar gente que pernocta organizada por módulos.
Sánchez, vigilante de una empresa de seguridad privada, nada más terminar sus turnos va a recoger la comida a Avaso para luego repartirla entre los más pobres. La otra voluntaria es su mujer, Sonia Lozano, con quien organiza la distribución de alimentos desde hace ya varios años.
Ambos se protegen con mascarillas y guantes siguiendo las medidas de seguridad del estado de alarma. Sonia es la encargada de conducir, mientras que Miguel hace la entrega de las ayudas alimentarias.
Experiencia desagradable
El 17 de abril era un día normal en el que se disponían a ir a su domicilio de Palmanova para luego empaquetar los alimentos. Sin embargo, a la altura de Cala Mayor, la policía les hizo un retén de control. Los dos iban en la parte delantera del coche y el primer agente, a pesar de sus correctas formas, les dijo que uno de los dos tenía que utilizar transporte público para llegar al destino. Cabe recordar que el estado de alarma no permite en este momento a dos personas en la parte delantera de ningún vehículo.
Miguel se queja de las malas maneras de otro agente que no tuvo reparo en espetarles que las ONGs no pueden hacer lo que les venga en gana. “Sabemos las reglas, pero estás prestando un servicio voluntario autorizado por el Govern balear, nos sale del corazón hacerlo, sabemos que la mayoría de agentes son buenas personas, pero no faltan los pocos que te hacen sentir mal y sus formas no son las adecuadas”.
Aunque es respetuoso de la Ley, Sánchez afirma que hay normativas del estado de alarma difíciles de entender, como por ejemplo, estar con tu pareja en el coche, con esa persona con la que duermes y tengas que regresar en un taxi tarde de la noche pagándolo desde Cala Mayor a Palmanova, y con el agravante de una multa por desobediencia que no específica el importe a pagar,
Afirma que asumirá lo de la multa, es lo que dice el estado de alarma, pero advierte que en situaciones humanitarias los encargados de hacer cumplir la ley deben tener en cuenta casos puntuales.
“Aun con obstáculos incluidos seguiremos ayudando a los más desfavorecidos, no bajaremos la guardia en estos momentos en que más nos necesitan”, concluye.
