Vivió durante 16 años en Mallorca. Por cuestiones personales resolvió regresar a su natal Argentina. Sin embargo, le cuesta olvidar la tierra a donde nacieron sus dos hijos. Y es que la adaptación para ellos a un país en cierta forma extraño para ellos – aunque sea el de su madre- ha resultado difícil.
Un motivo para que Guadalupe Campos, haya regresado a Mallorca es por el XXIII Consejo de Comunidades de Casas Baleares en el Exterior que organiza por estos días el Govern balear. Ella, al igual que María Inés Oliver Llul, descendientes de progenitores mallorquines, han venido en representación de la Casa Balear Mar del Plata de Argentina.
Las casas baleares representan un punto de encuentro para los que algún día decidieron optar por emigrar a otro país. Ambas mujeres, al igual que el resto de delegaciones han venido a contar las experiencias que viven en las casas baleares dispersas en varios países de la geografía universal.
Guadalupe describe el objetivo fundamental del trabajo que realizan estas entidades isleñas en el exterior. “La idea es conectar con las raíces y la identidad de Baleares y palpar la nostalgia de nuestros valores”. Aunque no es mallorquina de nacimiento, los años en los que estuvo residiendo en la Isla le bastaron para arraigarse y enamorarse de las costumbres mallorquinas, máxime teniendo una hija y un hijo nacidos en esta tierra.
Es por eso que ella no quiere que sus hijos pierdan las costumbres, de hecho admite que “les ha costado acoplarse a Argentina y extrañan a todo su entorno”, para añadir que comparte el arraigo de sus hijos y a pesar de vivir en otra tierra no quiere que se desentiendan de sus raíces.
Guadalupe afirma que desde la Casa Balear Mar del Plata se intentan mantener las costumbres para mantener firmes los valores de las Islas. “A veces es complicado por el recambio generacional, nos toca esforzarnos al máximo para difundir toda la cultura balear”, en esa línea, desde la Casa Balear de Mar del Plata, añade Guadalupe, las antiguas generaciones nacidas en Baleares necesitan el apoyo de sus descendientes no nacidos en las Islas.
Para las personas mayores nacidas en las Islas residenciadas en Argentina resulta difícil desprenderse de sus raíces. Guadalupe es testigo de nativos que recuerdan y añoran el pasado. “Muchos se han establecido en Argentina y les es imposible regresar”, comenta.
Desde la entidad se organizan celebraciones típicas de las Islas, o actividades de cocina mallorquina. Afiliarse a la Casa Balear del Mar del Plata resulta barato, cuatro euros anuales, una cifra simbólica con el fin de motivar a la gente para hacer crecer el número de socios.
A la secretaria de la Casa Balear del Mar del Plata le gustaría que las reuniones hicieran anualmente como determina la normativa- la última fue hace cinco años- sin embargo, entiende que por recortes presupuestarios hasta este año pudieron reencontrase los representantes de las casas regionales en el exterior.
Desde la perspectiva positiva, Guadalupe agradece el trato que les han dispensado las autoridades del Govern balear en esta visita a Baleares.
