Ya no aguantan más. Algunos propietarios de discotecas y bares latinos de Palma han creado una red de información para vetar la entrada a clientes violentos o conflictivos a sus respectivos locales. Un grupo de propietarios de estos lugares de ocio acudieron a la redacción de este periódico a manifestar su rotundo rechazo ante cualquier brote de violencia que se genere dentro de sus locales.
No es solo una declaración de buenas intenciones, dijo Antonio Barrio, propietario de la discoteca New Millennium. “Es sencillo, nosotros no permitiremos que la gente violenta esté cerca de las personas que salen a divertirse y a pasarlo bien en pareja, con los amigos o la propia familia”.
Dos de estos negocios tuvieron percances, cuyos protagonistas violentos alcanzaron las primeras páginas de los periódicos locales, tal como ocurrió con la reyerta del pasado 31 de diciembre que se presentó en la discoteca Opus, regentada por el dominicano. Joel Taveras, quien se mostró afectado por lo sucedido.
“Eran las cinco de la mañana y personas que nunca habían visitado el local entraron y estando el aforo lleno le querían quitar las mesas a los clientes que estaban adentro desde hacía varias horas”, prosigue que a partir de ese momento comenzaron los problemas.
Joel advierte que la seguridad de sus clientes, aquella noche, era custodiada por dos vigilantes que se encontraban al interior del local y otro afuera. La pelea la comenzó una señora que estaba ebria y acto seguido el conflicto se fue agravando con la intervención de más personas que estaban fuera de control.
En su relato, el también DJ subraya que lo primero que hicieron fue llamar a la Policía Nacional y desmiente que durante la intervención se hubiesen encontrado armas blancas u otro tipo de objetos contundentes que pusieran en peligro la seguridad de los clientes. “Tenemos nuestro sistema de seguridad que detecta la entrada de objetos prohibidos”.
De la misma forma Taveras aclara que la contratación del personal de seguridad se hace tal y como lo exige el protocolo en estos casos. “La persona que quiera ir a la Seguridad Social a averiguar nuestro tipo de contratación lo puede hacer. Nos ceñimos a la Ley”, para agregar que en Opus había tres vigilantes de seguridad para el aforo máximo permitido de 99 personas.
Los propietarios coinciden que todos vigilantes que se contratan cumplen la normativa vigente, es decir, nadie puede desempeñar el trabajo sin tener la respectiva titulación. “Hay personas de afuera que nos vienen a pedir trabajo y no las podemos contratar por no cumplir los requisitos para poder trabajar dentro de nuestros establecimientos”, comenta.
Franco Rosa, uno de los responsables de la Discoteca Pa´lante, localizada en el Polígono Son Rosinyol en Palma, dice que esta iniciativa de unir a los locales surgió hace dos años. Admite que “en un comienzo fue bien y los problemas disminuyeron, vetamos la entrada de los conflictivos, infortunadamente con el tiempo las cosas se fueron enfriando y nos desentendimos del tema, sin embargo, nos vemos en la necesidad de reactivarlo nuevamente con todos los empresarios de la noche de gomila, el Paseo Marítimo y los Polígonos que se quieran sumar a esta cruzada en contra de la violencia”.
Cabe recordar que el pasado 31 de diciembre en esta discoteca sobre las 3 de la mañana se presentó un leve incidente que no fue a mayores, sin embargo, Carlos Peña, propietario del local dejo entrever su indignación y frustración en un video que se hizo viral en las redes sociales. En la grabación sale acompañado de otros empresarios del mundo de la noche que se unieron al pacto contra los violentos Jhonattan Ruíz, encargado de la discoteca Prada, admite que a algunos clientes se les identifica por ser conflictivos. A algunos se les niega la entrada por antecedentes negativos, pero “nos piden otra oportunidad, unos reinciden y otros cambian en positivo su comportamiento”, no obstante, la decisión que ha tomado junto con los otros empresarios apunta al veto definitivo para quienes amenacen la tranquilidad de sus establecimientos y la de todos los locales nocturnos de la zona que con el tiempo decidan unirse a esta campaña anti-violencia.
Jorge Ocampo, propietario de La Cantina, defiende a los trabajadores de todos estos locales: “Más de trescientas familias viven de los bares y discotecas. Todos nos estamos viendo afectados y vamos a ser mucho más rigurosos en las medidas que tomemos”.
Sergio Delgado, responsable de La Barra añade que “vamos a extremar las medidas de seguridad, admitiendo, que de hecho siempre las ha habido. “Que sepan las personas que van a formar problema que en nuestros locales, la gente violenta no tiene cabida”.
Los locales tienen un grupo de comunicación a través de WhatsApp. En el caso de detectar a gente conflictiva se comunicará a los demás para evitar que entren a los otros locales. Una información en cadena para ir desterrando a la gente agresiva.
reiteran que no se trata de un brindis al sol, serán hechos reales para la tranquilidad de las personas que salen a lo que salen: a pasarlo bien, a tener un rato de esparcimiento y diversión.
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