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    La pandemia en Latinoamérica ha incrementado abruptamente los niveles de desigualdad social y aumentado la pobreza

    Por:
    Gustavo Hernández S.
    Abogado, analista político,
    ex-representante de Venezuela en el Parlamento
    Latinoamericano.

    Especial para BSF

    La pandemia del Covid 19 ya suma alrededor de 2 millones de muertos en el mundo y la cifra sigue en aumento, de los cuales, cerca 545.000, para el momento de hacer esta nota*, vivían en Latinoamérica, una verdadera catástrofe.

    La región, obviamente, no estaba preparada para un reto como el que plantea el Covid 19 y esto ha quedado evidenciado con el colapso de los servicios de salud, por supuesto, no en todos los países es igual, pero, en general, los sistemas sanitarios pasan por una etapa bastante critica.

    Las economías de América Latina también han sido tremendamente afectadas por la pandemia. Veamos lo que dice un informe sobre el tema publicado por el Real Instituto Elcano a mediados del año pasado:

    “El impacto económico del COVID-19 en América Latina será considerable debido a la caída en las exportaciones, la fuga de capitales, el desplome del turismo, el colapso de las remesas y la contracción económica y el desempleo causados por las restricciones impuestas para controlar la pandemia.
    Lo complicado de esta crisis, aunque la región está acostumbrada a enfrentarse a choques externos, radica sin embargo en el hecho de que esta es la primera vez que tiene que hacerlo ante tantos retos de manera simultánea.
    Algunos mitigantes son: contar con una población relativamente joven, estar menos conectada internacionalmente que Europa y EEUU, haber tomado medidas de contención relativamente rápidas y estrictas, los aprendizajes de cómo gestionar choques económicos externos y sanitarios a lo largo de las últimas décadas, tomar medidas para proteger a familias y pymes utilizando los programas sociales ya existentes, y la recuperación de China, que aumentará la demanda de recursos naturales y sus precios. Si bien el impacto inmediato es considerable, la recuperación podría ser acelerada”.

    Sigue el informe del prestigioso instituto español: “Esto acontece en un contexto de significativo descontento social en varios países de la región y ante una frustración creciente de la población debido a la falta de oportunidades y la desigualdad. De hecho, la pobreza y la desigualdad crecieron en los últimos tres años. Según la CEPAL, al cierre de 2019, un 31% de los latinoamericanos se encontraba en situación de pobreza (192 millones de personas), mientras que un 12% vivían en pobreza extrema (72 millones).

    A pesar de que la inequidad se ha reducido en los últimos años, América Latina es la región más desigual del mundo, con importantes problemas de protección social a los más desfavorecidos”.

    Como es fácil apreciar, los retos que tenemos por delante los iberoamericanos son, sencillamente, gigantescos. Sin embargo, tal como lo indica el doctor Germán Ríos, profesor asociado y director del Observatorio de América Latina en IE University autor del estudio que hemos aludido, está claro que el Covid 19 “producirá una recesión global, especialmente aguda en Europa y EEUU. América Latina no escapa a esta realidad, pero tiene una serie de ventajas que podrían causar que la recuperación económica sea más veloz que en otras partes del mundo, principalmente en este 2021”. Después de todo, Ríos ve una luz al final del túnel.


    Desigualdad


    La pandemia también ha incrementado la desigualdad, en efecto, pese a que el Producto Interno Bruto (PIB) mundial sufrió en 2020 su caída más grande desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30 por ciento, al mismo tiempo que 250 millones de personas en los países en desarrollo, de América Latina muchos de ellos, podrían enfrentar la pobreza más abyecta.

    Veamos, solo a título de ejemplo, la situación en algunos países de América Latina:

    Brasil.
    En la gran nación suramericana, han fallecido más de 210.000 brasileños por COVID-19, y el número de contagios se multiplica, eso se agrava por la evidente impericia demostrada por Jair Bolsonaro a la hora de gestionar la crisis y por el surgimiento de una nueva cepa del Covid 19 llamada “amazónica”, aparentemente más letal y aún más contagiosa que la detectada en China.

    Tal vez lo que mejor explica la situación del COVID-19 en Brasil es una declaración dada a la agencia AFP por una residente la ciudad de Manaos, “aquí no queda una cama vacía, un tanque de oxígeno, nada, nos queda apenas la fe”.

    México.
    La pandemia ya mató alrededor de 140.000 personas y provocó más de 1,5 millones de contagios. Como era de esperar, el sistema sanitario está a tope, en especial, en la capital, Ciudad de México., aunque ya se comenzó con la aplicación de vacunas.

    Cuba.
    En la mayor de las Antillas el COVID-19 también causa estragos en su área sanitaria y a su economía, particularmente al sector turístico, verdadero pilar económico de la isla; aunque su prevalencia es relativamente baja, unos 300 casos diarios pero con propensión a aumentar, las autoridades cubanas reportan, en números redondos cerca, de 20.000 infectados y 180 muertos.

    Pero lo destacable de la estrategia cubana fue la decisión de producir una vacuna. Científicos cubanos, con apoyo iraní, se han impuesto la tarea de desarrollar su propia vacuna. BioCubaFarma trabaja ya en 4 proyectos y dicen contar con la experiencia necesaria para desarrollar una vacuna eficaz.

    Al parecer, la que la ciencia cubana llama “Soberana 02”, es la más avanzada, se trata de una “vacuna conjugada” en fase II de ensayos clínicos, que  combina el RBD con el toxoide tetánico.

    Del resto de los ensayos contra COVID-19, destaca “Mambisa”, aún en fase I, que apuesta por la vía de administración intranasal, en lugar de la habitual intramuscular. Aún faltan muchos detalles por conocer de la vacuna cubana pero es un hecho significativo que trabajen en proyectos de tan alta envergadura.

    Venezuela:
    es de los grandes países de la región que oficialmente reporta menos muertes, algo más de 1100, y menos infectados, alrededor de 120 mil. En círculos de la oposición venezolana se cree que muchos casos no están registrados dada la enorme precariedad del sistema sanitario de la antigua potencia petrolera.

    Sin embargo, es menester indicar que el gobierno venezolano tomó algunas medidas que impidieron un avance mayor de la pandemia. Pero, sin duda, el otro factor que influyó en esta situación esta asociado a las escasas conexiones aéreas que tiene ahora Venezuela, lo que impidió la propagación de la pandemia.


    El futuro


    Los expertos no saben aún si las nuevas cepas británica, sudafricana, amazónica y, al parecer, una detectada hace muy poco en El Líbano,mermarán la eficacia de las vacunas, aunque creen que no afectará drásticamente la inmunización.

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) será la herramienta fundamental de la humanidad para enfrentar este terrible flagelo, por tanto, hoy como nunca antes, los seres humanos o enfrentamos unidos tragedias como esta o sucumbiremos. El futuro está en juego, la vida ya no será igual y la amenaza cierta de que pueden venir nuevas pandemias está a la orden del día: el virus Nipah ya causa preocupación en Asia, por ejemplo.

    *19 de enero de 2021.

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