La crisis económica y el desempleo (entre siete y diez puntos más que la media nacional) han provocado una salida masiva de inmigrantes de España en busca de oportunidades en otros países. Y el colectivo latinoamericano no ha sido una excepción. Ese es la principal conclusión que se puede extraer del estudio Remesas e Inclusión Financiera, elaborado por el Fondo Multilateral de Inversiones, integrado en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ha realizado una encuesta a 2.000 emigrantes de seis países (Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y República Dominicana) residentes en España para conocer el estado de sus finanzas, su capacidad de ahorro y las posibilidades de enviar remesas a familiares. En 2008, el colectivo de esos seis países residente en España ascendía a 1,2 millones; en la actualidad ha descendido a 620.000 personas. Pese a ello siguen suponiendo el 13,4% del total de la población extranjera y el 1,3% de la población residente en España.
La encuesta, realizada entre junio y septiembre, revela el profundo deterioro que han sufrido sus finanzas y las dificultades que tienen para ahorrar y enviar dinero a sus países de procedencia. El estudio no ha tenido en cuenta a la población de Argentina, Brasil y Venezuela, ya que en los tres casos las monedas han sufrido procesos de devaluación muy importantes en los últimos ejercicios que han eliminado la posibilidad de enviar remesas.
Y el primer indicador que muestra ese empeoramiento es la reducción de los ingresos. El 54,7% de los encuestados confiesa que ganan menos de 900 euros frente al 30,5% de la población nacional. La brecha más importante entre los nacionales y los extranjeros se produce en la franja de los ocupados que cobran entre 600 y 900 euros. El 14,8% de los ocupados españoles está en esa franja, mientras que en el caso de los inmigrantes el porcentaje se duplica hasta el 31,5%. Y una de las claves de la caída de los salarios es el hecho de que la gran mayoría de estos trabajadores está empleado en actividades ligadas a los servicios en las que no se requiere cualificación. Comercio y restauración engloban al 28,4% de los trabajadores, seguidos por servicios (18,6%) y salud y cuidado de personas (13,6%). Las remuneraciones que se perciben en todos esos sectores se sitúan por debajo de la media en España.
Los menores ingresos condicionan de forma directa la capacidad para atesorar patrimonio y ahorro de los inmigrantes. Solo el 12% de los encuestados tiene casa en propiedad, porcentaje que baja hasta el 5% en el caso de un negocio y que desciende hasta el 1% en el caso de tierras. Algo similar sucede con el ahorro. El 36,5% de los más de 2.000 encuestados reconoce que no tiene ahorros y el 24,8% confiesa que ese importe apenas llega a 1.000 euros.
Enrique Iglesias, ex presidente del BID, recordó durante la presentación que la tasa de bancarización en España roza el 90%, mientras que apenas llega al 40% en Latinoamérica. Con unos salarios tan bajos y con una capacidad de ahorro tan limitada, el uso de los servicios ofrecidos por las entidades bancarias en España por parte de esta población es marginal. El único producto que es utilizado masivamente por esa población es la tarjeta de débito, con un 61,2% del total. El resto de servicios, muy extendidos entre la población española apenas es utilizado por los encuestados. Es el caso de la tarjeta de crédito (25,1%), seguro de vida (17,3), préstamo para consumo (11,8%), seguro médico (11,6%), hipoteca (8,9%), fondo de pensiones (4,4%) o tarjeta prepago (2,2%).
180 EUROS POR ENVÍO Y 1.000 EUROS AL AÑO
Menos envíos, pero más dinero por cada envío. Esa es la principal conclusión que se desprende de la encuesta sobre remesas de los inmigrantes latinoamericanos en España, en la que un tercio reconoce que envía dinero una vez al mes, un porcentaje sensiblemente inferior al de 2007, en el que dos tercios reconocían ese ritmo de envío.
El estudio establece una media de cinco o seis remesas al año por un importe cercano a los 1.000 euros al año, lo que supone en torno a 180 euros por envío. También revela las profundas diferencias por nacionalidades. Los peruanos y los colombianos son los que más dinero envían, mientras que los bolivianos y dominicanos son los que menos. En cualquier circunstancia, todos los inmigrantes están sujetos a la limitación de envío de 3.000 euros por trimestre, como establece la regulación para el control de blanqueo de capitales.
Entre los factores que determinan un mayor o menor esfuerzo a la hora de enviar dinero, la formación y la antigüedad en España son dos de los más importantes. El informe revela que la media de los envíos remitidos por personas con titulación universitaria superó en 60 euros a los de aquellos que no alcanzaron la universidad.
Los que llevan más de siete años residiendo en España también envían cantidades más elevadas que los recién llegados, en torno a 100 euros en la última remesa consignada. Si se analiza el conjunto de dinero enviado a lo largo de un ejercicio, la brecha se amplía. Los que llevan más de siete años residiendo en España remiten a su país entre 500 y 750 euros, mientras que la cantidad que envían los que llevan menos tiempo oscila entre 250 y 500 euros.
Fuente: cincodias.com